CONVULSIÓN POLÍTICA EN EGIPTO
Ashton visita a Morsi durante otra jornada de protestas contra el golpe
Durante otra jornada de movilización contra el golpe de Estado en Egipto, con especial protagonismo de las mujeres en las manifestaciones, la UE dio cuenta de su visita al derrocado presidente Mohamed Morsi, sin aclarar si le presionó para que dimita formalmente.
GARA | EL CAIRO
Miles de partidarios del derrocado presidente egipcio Mohamed Morsi se manifestaron de nuevo ayer en varios puntos de El Cairo desafiando las amenazas del Ejército. La movilización, sin embargo, no alcanzó la dimensión de otras protestas precedentes pese a que había sido anunciada como del «millón de personas» por los organizadores. Las diferentes marchas se dirigieron al Ministerio de Defensa, la mezquita al Nur, o las embajadas de Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos. Una de las manifestantes afirmó que el objetivo es enviar el mensaje a esos países de que su dinero mata a los egipcios y contribuye a la continuación de la realidad política establecida tras el golpe militar.
Las protestas de ayer recordaron a «los mártires del golpe de Estado», para denunciar las 300 víctimas en las movilizaciones después del golpe. Algunas de ellas se caracterizaron por la participación masiva de mujeres. La dirigente de los Hermanos Musulmanes Maha Abu al Aiz, aseguró a Efe que la manifestación pretendía «insistir en que los defensores de la legitimidad aguantarán en las plazas pese a las masacres».
«Han asesinado a mujeres en la ciudad de Al Mansura y también mataron a nuestros maridos e hijos. Esto no lo podemos aceptar», dijo la activista para explicar la adhesión masiva de las mujeres a la protesta.
Las manifestantes, la mayoría de ellas cubiertas con el velo islámico o con el «niqab», gritaron consignas contra el golpe de Estado y el comandante de las Fuerzas Armadas, Abdel Fatah al Sisi. También reivindicaron la vuelta de Morsi, de la Constitución aprobada durante su mandato y suspendida por los militares, y de la Shura (Cámara alta del Parlamento), disuelta tras el golpe militar.
A la vez, la responsable de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, se reunió en la noche del lunes con Morsi, secuestrado por el Ejército desde el golpe.
Ashton, que dijo desconocer dónde se encontraba, habló durante dos horas con Morsi de forma «amistosa» y «muy franca», sin concretar el contenido de la entrevista. Aseguró que el expresidente se encontraba bien y con acceso a la televisión y a la prensa.
Silencio sobre la presión a Morsi
No obstante, desde Bruselas un portavoz de la UE, Michel Mann, no aclaró si en su papel «facilitador», la responsable europea llegó a pedir a Morsi su dimisión formal, pese a que se lo preguntaron los periodistas. «No puedo dar detalles al respecto», señaló Mann.
Ashton insistió en que visitó Egipto a petición de las autoridades egipcias, con la intención de ayudar y no imponer ningún plan. Pidió que en la solución a la crisis se incluya a los Hermanos Musulmanes.
En este sentido, el vicepresidente de Relaciones Internacionales impuesto por el Ejército, Mohamed Elbaradei, afirmó que la Hermandad islamista puede ser parte del proceso ¯pese a que decenas de sus miembros han sido detenidos- pero rechazó expresamente que Morsi forme parte de la reconciliación nacional. «Hay una nueva hoja de ruta. Morsi fracasó, pero los Hermanos Musulmanes son todavía parte del proceso político y nos gustaría que continuaran siéndolo», señaló Elbaradei. La Cofradía ha dejado claro que su participación pasa por recuperar el presidente y las instituciones elegidas.
También la Unión Africana ha asumido un papel de mediador. Ayer una delegación de este organismo se entrevistó con las autoridades egipcias, a las que explicaron por qué decidieron suspender a Egipto de la UA tras el golpe militar.
Los gobiernos de Sudáfrica y del Estado francés pidieron la liberación del depuesto presidente Mohamed Morsi, mientras el secretario de Defensa de EEUU, Chuck Hagel, pidió al Ejército «contención» frente a las protestas que había amenazado con reprimir con dureza.
El partido islamista en el poder en Túnez, Ennahda, se ha mostrado dispuesto a ampliar el Gobierno frente a las peticiones de dimisión, después de un ataque contra el Ejército que ha agravado la crisis provocada por la muerte en atentado de un opositor. El poderoso sindicato UGTT, la patronal Utica, el partido laico Ettakatol, aliado de los islamistas, el ministro del Interior, Lotfi Ben Jeddou, y la Liga Tunecina de Derechos Humanos han pedido la dimisión del Ejecutivo dirigido por Ali Larayedh, que ayer volvió a rechazar esa opción. Ennahda respondió en una declaración, suscrita por otros 17 pequeños partidos, mostrándose favorable a «ampliar la base política del poder para poner en marcha los objetivos de la revolución«. Sin embargo, no se refirió a una eventual dimisión del Gobierno y rechazó la idea de disolver la Asamblea Nacional Constituyente, como reclaman varios grupos opositores. Pero los diferentes partidos y organizaciones no parecen ponerse de acuerdo sobre si quieren un gobierno «tecnócrata» o de unidad nacional. El ministro del Interior dijo haber previsto dimitir y pidió a todos los partidos «dejar a un lado sus egoísmos para afrontar los desafíos y combatir el terrorismo». Ayer se decretó un duelo nacional de tres días por la muerte de ocho militares junto a la frontera argelina, en un ataque yihadista. GARA