Los directivos y los jugadores del Mirandés lograron reunir el dinero suficiente para convertirse en Sociedad Anónima y mantenerse en Segunda.

El conjunto rojillo logró convertirse en Sociedad Anónima el pasado mes de junio, con el empresario Vicente España como máximo accionista, que se comprometió a traer el dinero necesario para cubrir el capital social que exigía dicha conversión.

El empresario aseguró que los 1'2 millones llegarían a través de inversores de fuera de la localidad burgalesa. El tiempo pasaba, el calendario jugaba en su contra y el dinero seguía sin aparecer. El Mirandés decidió diseñar un plan B por si acaso, que consistía en reunir el dinero entre todos los miembros de la directiva.

La Liga de Fútbol Profesional celebró una asamblea el pasado martes y, al término de la misma, el presidente Javier Tebas daba por hecho el descenso administrativo del Mirandés. El presidente de la Liga comentaba en Radio Marca que los representantes del club le habían comunicado que no habían logrado cubrir la ampliación y que, casi seguro, no podrían formar parte de la Liga Adelante.

Mientras, varios jugadores, entre quienes se encontraban los capitanes Pablo Infante y Haritz Mujika, se unieron a Alfredo de Miguel, uno de los miembros de la directiva, para reunir la cantidad que restaba por abonar, 1'2 millones de euros.

Las alarmas que se habían disparado el martes por la mañana se apagaron cuando el presidente Ramiro Revuelta salía de la notaría confirmando que Miranda seguía siendo de Segunda. «Hemos cumplido con todas las exigencias que nos marcaba la ley y seguiremos en Segunda División».

A falta de confirmación oficial, el dinero ha sido puesto por el empresario Pastrana, los directivos y varios futbolistas del club burgalés, entre quienes estarían muchos de los jugadores vascos, que son mayoría en el club.