Renfe dice ahora que el tren llevaba sistema ERTMS, pero desactivado
La atención posterior a la tragedia de Santiago sigue centrada en la llamada telefónica que aparentemente provocó el despiste del conductor. Ayer se supo que fue un interventor que iba dentro del tren quien la hizo, lo que crea aún más dudas sobre los protocolos de actuación. En cualquier caso, el juez va más lejos y ha pedido a Adif información exhaustiva sobre el trazado Ourense-Santiago. Y Renfe admite ahora que el tren llevaba sistema ERTMS, pero sin activarlo.
GARA | SANTIAGO
El presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, confirmó ayer en una entrevista a la Cadena Ser que el Alvia accidentado tenía el sistema de seguridad ERTMS, que hubiera impedido la catástrofe al frenar automáticamente el convoy en caso de exceso de velocidad, pero estaba desconectado. Se trata de un nuevo dato que aparece una semana después del descarrilamiento que provocó 79 muertes.
Según reconoció Gómez-Pomar, los trenes Alvia que cubren el trazado Madrid-Galicia tienen el ERTMS embarcado, pero se había detectado un problema de transición de este sistema al ASFA en el tramo Ourense-Santiago «que no se pudo solucionar». Dijo que se resolverá antes de final de año.
Por su parte, el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Santiago de Compostela, Luis Aláez, ha pedido al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) que informe sobre el estado de las vías y peraltes en la zona del accidente ferroviario, así como las señales y balizas físicas y luminosas en el trayecto Ourense-Santiago.
El magistrado también requiere a Adif otros datos técnicos como el radio de la curva de A Grandeira, donde el Alvia descarriló. Expertos la habían definido ya como compleja cuando se inauguró el trayecto de alta velocidad, en el que se mantuvo esta parte que pertenece al trazado convencional, con una limitación de velocidad de 80 kilómetros por hora. Los gestores de Renfe y Adif sostienen que no es peligrosa siempre que se respete esa velocidad, pero bastó una distracción del conductor para desatar una catástrofe.
Luis Aláez también quiere saber la hora a la que comenzó la jornada el día del accidente del maquinista imputado, Francisco José Garzón, y el tiempo efectivo que condujo ese día (al parecer, por la mañana hizo otros tres viajes de escasa duración). Además, ha pedido información del contenido de las cajas negras de otros trenes del mismo recorrido, documentos sobre velocidades, la máquina, normativa de personal en cabina...
La llamada, ocultada
Sin embargo, la atención de la opinión pública durante toda la jornada de ayer volvió a estar centrada exclusivamente en el maquinista, y más exactamente en la llamada telefónica que precedió a la tragedia y que según todos los indicios tuvo que ver con el despiste que resultó fatal.
Y es que ayer se supo primero que la llamada se efectuó desde dentro del tren, y después que fue efectuada por el propio interventor de Renfe. Ambos dieron explicaciones durante el día, después de haberlo obviado hasta el momento. Así, el interventor, Antonio Martín Marugán, explicó a elpais.es que llamó a Garzón para indicarle que cuando el tren llegara a Pontedeume (A Coruña) entrara por la vía más cercana a la estación para que se apeara una familia.
Este, por su parte, acudió ante el juez de modo voluntario para notificarle esta llamada, que no citó en la declaración judicial del domingo. En el ámbito del Juzgado barajan la hipótesis de que no quiso salpicar a su compañero. Por encima de este extremo, lo sorprendente resulta que pese a la complejidad del trazado y la alta responsabilidad que pesa sobre el maquinista, ningún protocolo impide atender esas llamadas. Los maquinistas tienen hasta tres teléfonos móviles en la cabina.
Algunos de ellos han explicado que en ocasiones deben orinar en botellas de agua para no abandonar la cabina. «Esto es inhumano», señaló al parecer Garzón, totalmente abatido, cuando tuvo conciencia de las consecuencias terribles que había tenido su despiste. En ese momento inicial, el maquinista se quejó de la dificultad del tramo, aunque luego ha preferido no hacer hincapié en ello.
En plena sicosis posterior al accidente de Santiago, y también en un momento de amplias dudas sobre la idoneidad y seguridad del servicio, una avería en el centro de gestión de tráfico de Adif en Barcelona hizo ayer que todos los trenes que circulaban por Catalunya se paralizaran durante una hora.
Las afecciones fueron grandes, teniendo en cuenta que se trataba de una jornada punta por las salidas y retornos vacacionales.
La circulación de todos los trenes de la red de dercanías y de larga distancia, salvo el AVE, se restableció a las 17.50, tras una hora de parón absoluto. Los retratos se acumularon durante horas, aunque Renfe le restó importancia.
La incidencia, de origen desconocido al menos en un primer momento, se registró poco antes de las 17.00. Un portavoz de Adif se limitó a indicar que se había producido «una incidencia técnica que ha afectado a los sistemas de gestión y control de tráfico centralizado de Barcelona».
El mismo portavoz argumentó que se había tomado la decisión de interrumpir todo el tráfico ferrovario porque «la medida primordial es garantizar la seguridad». GARA