Missy Franklin ha tomado el camino correcto para convertirse en la nadadora más laureada del Mundial, aunque la posibilidad de alcanzar ocho medallas se ha quedado en siete después de que ayer renunciara a los 50 metros espalda. Para la cuarta jornada ya se ha colgado su tercer oro -4x100 metros libre, 100 metros espalda y 200 metros libre-. El de ayer tuvo además un valor especial. La nadadora de Pasadena regresó de los Juegos de Londres'2012 con cuatro oros y un bronce, pero en los 200 libre terminó cuarta.

Aquel podio lo encabezó Allison Schmitt, que no se clasificó para Barcelona. Los anteriores últimos cinco oros mundiales colgaron de cuellos de europeas. Franklin ha roto la racha. Desde Berlín'1978 no había ganado una estadounidense. Los 200 metros son la prueba más complicada del crol. En ella coinciden velocistas y fondistas.

Dicen que la experiencia es un grado, sobre todo en los 200. A sus adversarias de ayer les sobra. Federica Pellegrini, doble campeona mundial y plusmarquista con el bañador ahora ilegalizado (1:52.98), tiene un final bestial y Camille Muffat, subcampeona olímpica y algo resentida por el patinazo del primer día en el 400, era además una rival herida. Franklin lo sabía, por eso aceleró desde el primer momento. Fue la única que bajó de 1.55 pero el récord de la italiana se mantiene a salvo. En el ecuador del certamen sigue tan fresca y sonriente como el primer día, siempre enseñando los dientes. Hoy afronta los prolegómenos de 100 libre, algo más complicados para ella que los 200 espalda claramente a su alcance. Otra cosa serán los relevos, donde depende de las otras.

Tampoco falló Yang Sun en los 800 libre y esto pareció liberarle porque su celebración al momento reflejaba alivio tras la tensión. El chino se colgó su segundo oro, tras el 400 que abrió este certamen, y aun le queda el 1.500. El reto no es inédito. Lo hizo Grant Hackett en Montreal'2005, el australiano de referencia en los maratones de piscina hasta que se retiró. Sun es su sucesor. A los 21 años acumula cuatro títulos mundiales y dos olímpicos. Ayer ni siquiera tuvo que correr lo que provocó un carrera algo lenta que benefició a Michael McBroom, segundo, por delante del canadiense Cochrane, subcampeón olímpico y mundial.

Oussama Mellouli, oro en 5 kms en aguas abiertas durante la primera semana, terminó el último. Al tunecino le queda el 1.500 donde intentará recuperar sus mejores recuerdos.

En el Sant Jordi, sin embargo, el himno sudafricano fue el que más se escuchó. Hasta en dos ocasiones. La primera en honor del mariposista Chad le Clos y la segunda del bracista Cameron van der Burgh. Los 200 metros mariposa son la prueba favorita de Michael Phelps. El tiburón de Baltimore no perdía una carrera importante en esta disciplina desde 2001, donde acaparaba títulos y marcas. Posee cinco oros mundiales, todos los de la década excepto el del Mundial de Montreal'2005 porque no participó. Siempre ganaba hasta que Le Clos acabó con su reinado en la despedida del mito.

Los otros tiburones

El sudafricano se convirtió entonces en el campeón olímpico, ahora es el mundial. Ni el polaco Korzeniowski, oro en 2005, ni los chinos inquietaron a Le Clos. Una lesión de hombro le tuvo parado hasta febrero, así que le asolaban ciertas dudas. Las despejó en una piscina sin Phelps, del que dijo «obviamente no le he echado de menos». Son amigos, han quedado para ver tiburones desde una jaula metálica cuando acabe todo esto.

Van der Burgh estaba eufórico. Unió el oro en los 50 a su plata en los 100 y empezó a celebrarlo en el podio, compartiendo el momentazo con su compatriota de bronce Zorzi.