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udate | GUILLERMO FERNÁNDEZ, GUITARRA Y VOZ DE WILHELM AND THE DANCING ANIMALS

«Hablar de la liberación animal no fue una elección, fue una necesidad natural»

No es el nombre más sencillo para recordar, pero Guille aconseja con sorna el fonemático GUATDA, que, después de todo, quizá no sea una mala idea. El sexteto, nacido con cierta improvisación, es el responsable de «The war of the species», álbum debut de los navarros editado el año pasado por Origami Records, pero que vuelve a tener vida tras la edición del cedé en Japón y en vinilo en el Estado francés.

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Pablo CABEZA | BILBO

Guillermo Fernández Mutiloa es el motor de GUATDA (le tomamos la palabra a Guille). Un músico del 84 que con dieciséis años se pregunta qué instrumento tocar: ¿la batería o la guitarra? Finalmente se inclina por los parches al tiempo que se fija en Korn, Pantera, Machine Head... Algo que hoy parece inverosímil. Participa en Dead Means Nothing, Qwar y Antigua y Barbuda, las tres formaciones cañeras. Antigua y Barbuda se diluye sin demasiados porqués y Guille se inventa, junto con Helen, Wilhelm and the Dancing Animals, por amor y respeto a los animales y porque son vegetarianos. Y, además, se pasa a la guitarra y la voz. Dos planos que no controla en exceso, pero a los que sabe extraer entusiasmo y vitalidad. Debe de ser algo que tiene que ver con la inspiración por naturaleza.

Tras una primera maqueta, llega «The war of the species», un mini cedé del año pasado que regresa a la actualidad por su edición en Japón con un tema extra, «Jungle army». Hace unos meses también se publicaba en el cedé en soporte vinilo. Curiosamente desde un sello francés orientado hacia sonidos duros, pero el capo de la discográfica quedó abducido por las canciones del dúo ampliado a sexteto. Con todo, esperemos que para el próximo año llegue el álbum completo de GUATDA y que mantengan esa inocente, involuntaria y luminosa conexión entre el pop dinámico, el rock y el neofolk, las trazas que han convertido el debut en una de las propuestas más atractivas y cromáticas del último año.

Wilhelm es un grito de la película «Tambores lejanos» y que luego se ha utilizado en decenas de películas a modo de homenaje.

Yo al único Wilhelm que conozco es a Wilhelm Reich, sicoanalista austríaco del siglo XIX-XX, discípulo de Freud. No tiene nada que ver con el grupo, pero es curioso porque no sabía nada de él cuando empezamos, y hoy en día su teoría sobre el análisis del cuerpo y la relación con el subconsciente es algo que me interesa mucho.

Antigua y Barbuda se despidió en silencio y creo que con material pendiente por publicar.

Sí, tenemos una espina clavada por lo que, de una manera u otra, yo creo que saldrán a la luz las canciones que se quedaron en el tintero. El grupo pasó por varias fases con miembros diferentes, pero Antigua Y Barbuda como tal, hemos sido siempre Germán y yo. Yo estoy aquí, y Germán está dando forma a un proyecto que se llama Candanchú, además está muy centrado en su emergente taller/estudio (www.estudiovaca.com). Por otro lado, en la última fase del grupo se encontraban Pablo, que ha montado< Tremenda Trementina, e Iñigo, que, como fiel escudero, toca la guitarra en Wilhelm.

¿Cómo pasa de ser batería a compositor y guitarrista, qué dispara la locura?

Como batería sentía frustración al querer aportar sonidos armónicos y ver que con mí instrumento y posición, solo podía ofrecer golpes. Era normal, porque ni sabía tocar otro instrumento ni tenía ideas interesantes, pero sentía la necesidad de aportar. Fue a raíz de conocer a Helen cuando, como buen pretendiente horrible, compuse una canción para ella, algo que nunca había hecho, y me sentí muy satisfecho con el resultado. La canción en sí es malísima, pero el hecho de decir «¡eh, puedes hacerlo tú solo!», me dio muchas ganas de volcarme, componer más canciones y volver a sentirme satisfecho. Después de eso, comencé a grabar ideas en casa y junto con Helen, comenzamos a dar forma a lo que vendría a ser nuestra maqueta ep de de debut, «The forests have no name».

¿Y cómo llega el concepto de banda?

Una vez editado el ep, Origami Records contactó con nosotros. Estaban interesados en sacar un disco nuestro, lo cual supuso un punto de inflexión. Primeramente porque no teníamos banda en sí, ni siquiera habíamos tocado esas canciones en nuestra vida. Así que tiramos a base de la agenda de amigos/músicos hasta completar la formación actual. Por otro lado, no teníamos canciones, así que me puse como loco a componer y estrujar todo lo que iba saliendo de mi cabeza hasta que dimos con nueve canciones. Cantamos en inglés por la misma razón que tocamos una batería en vez de una txalaparta, nos gusta más como suena y encaja con la música. Además, Helen tiene media familia inglesa, por lo que se siente cómoda escribiendo y cantando en su idioma materno.

¿Y cómo se lleva con la guitarra?

Toco la guitarra porque es precisamente con ella con quien empiezo a componer las canciones, y es más cómodo para comunicarme con el resto del grupo o con la gente. En el grupo tenemos a Iñigo que me da mil vueltas con la guitarra por lo que en

directo me dedico a tocar el huevo, la pandereta, un pad electrónico... Lo que haga falta para que suene bien. Lo que me motiva es componer, es donde realmente me siento gratificado, por lo que no me importa el qué tocar, sino el cómo hacerlo sonar.

Arcada Fire, ¿le molesta la comparación?.

No intento renegar de ellos, pero realmente no ha sido una fuente de inspiración, aunque me gustan. La música vive un proceso evolutivo constante: influencias, tendencias sociales, modas, tecnología..., y dentro de un estilo, Arcade Fire son los máximos exponentes. Pero no por ello son los ídolos a seguir por todos los grupos que comparten dicho proceso evolutivo. Al final de los 80 Metallica, Pantera, Sepultura... compartieron estilo y no creo que fuese porque se copiasen los unos a los otros, fue el resultado de una evolución que convergió en eso. A nosotros nos gustan los instrumentos acústicos, los temas épicos, la mezcla entre hardcore y pop, los escenarios repletos de músicos, pero no porque Arcade Fire lo haga, sino porque hemos llegado a ese punto después de un largo proceso evolutivo como individuos sociales.

¿No caben las baladas en el proyecto?

Para mí, si comparamos Wilhelm con los otros grupos donde he tocado, todas nuestras canciones son baladas en sí, aunque en directo derrocho más energía, sudor y olor que con ningún otro grupo. ¿Qué es una balada? En el heavy las baladas eran las canciones moñas de los discos, que probablemente hablaban de amor, y usaban guitarras eléctricas limpias con reverbs/chorus horribles, con ritmos a medio tiempo, con baterías poniendo caras de bulldogs incomprendidos. En ese caso, no, no haremos baladas.

¿Cuál es la historia de Helen?

Es una historia triste, como la de Eskorbuto (Helen). Diez años de piano, los tres últimos más angustiada que otra cosa. Luego Take That, luego el brit pop y luego el punk. Tuve un grupo punk de chicas (Eskalofrío Króniko) en el que tocaba el bajo, y lo siguiente fue Wilhelm. ¿Tú entiendes algo? Yo no, por eso sonrío siempre.

Al margen de otras posibles posturas sociales, han optado por la defensa de los animales, se podría pensar que es una postura más correctas políticamente que otras de carácter humano.

Nuestro animalismo no es políticamente correcto, es bastante sanguinario. ¿Cantar sobre tortura animal es más cómodo que cantar sobre tortura social? Las dos tienen que acabar ya, eso es lo único que importa (Helen). Hablar de la liberación animal no fue una elección, fue una necesidad natural. El grupo comenzó con mi unión con Helen, nuestro inicio en el vegetarianismo, el respeto a los animales, y la compañía de nuestros gatos, fue nuestro nexo. No intentamos convertir nuestras canciones en un movimiento social a aseguir, lo hacemos por nosotros, porque nos sale, de la misma manera que a Blink182 le sale hablar de tetas y alcohol. Eso sí, si tuviera repercusión, estaríamos encantados.

Acaba de salir la versión vinilo, ¿están remolones con la composición?

La composición nunca ha parado, de hecho un 80% de lo que será el siguiente disco ya está preparado. El vinilo se ha editado un año más tarde por temas ajenos, las conversaciones sobre

su edición comenzaron en julio de 2012, pero retraso y edición en vinilo siempre van de la mano. La composición me la tomo como un reto personal, una lucha entre mi ego y yo. No me considero una persona especialmente brillante, pero si muy trabajadora. Por lo que cuando me pongo en frente del ordenador (yo compongo con ordenador) es un constante examen entre el querer hacer algo y el saber hacerlo. Hasta ahora he aprobado con nota, pero no por la alabanza de los medios, sino porque yo me he sentido realizado a la hora de finalizarlo, y eso es lo que más me importa. Me gustaría conseguir mejores críticas y que todo fuese mejorando, pero soy consciente de que lo que sube rápido, baja con la misma velocidad, y en este mundo efímero de modas y tendencias, el destino es, o ser odiado o ser amado.

 

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