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Una jornada festiva para recordar a los represaliados vascos

Más de 400 personas se dieron cita ayer en el polideportivo de El Campillo, situado en el corazón de Gasteiz, para recordar a aquellas que permanecen encarceladas en las prisiones españolas y francesas, o han tenido que exiliarse. Personas que no han podido disfrutar de las fiestas de La Blanca junto a sus familiares y amigos.

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Ion SALGADO | GASTEIZ

La solidaridad con los represaliados vascos está presente en las fiestas de Gasteiz. Si el domingo cientos de carteles reclamaron la vuelta a casa de los presos durante la bajada de Celedón, ayer más de 400 personas se dieron cita en el polideportivo de El Campillo para participar en una comida popular organizada por Herrira. Una cita, incluida en el Herrira Eguna, con la que recordar a todas aquellas personas que continúan encerradas en las prisiones españolas y francesas, han tenido que exiliarse, o han sido deportadas lejos de Euskal Herria.

En este sentido, Ane Zelaia (Herrira) recordó que dicha jornada tuvo por objeto defender los derechos de 40 presos gasteiztarras y de una docena de exiliados, que, por estar sometidos a una política de excepción, no pueden pasar las fiestas de La Blanca junto a sus familiares y amigos en Gasteiz. Personas cercanas a los represaliados que ayer se dieron cita en el corazón de Alde Zaharra para reclamar la vuelta a casa de sus allegados y, de paso, rendir un pequeño homenaje a Aitor Lingüerzana, Ailande Hernaez y Maite Díaz de Heredia. Tres militantes políticos que han sido puestos en libertad durante los últimos doce meses. Cabe señalar que durante la comida se repartieron manualidades realizadas por los propios presos.

Un paseíllo azul

Tras una larga sobremesa, a las nueve de la noche, una serpierte azul emprendió la marcha desde la plaza de la Virgen Blanca hasta la zona de las Txosnas. Este paseíllo «alternativo» contó con la presencia de muchos blusas y neskas, que, tal como hicieron el pasado día 25 de julio, ayer reclamaron la vuelta a casa de todos los presos vascos.

Al término de la marcha, en el campus universitario, los responsables de Herrira realizaron un balance de las acciones emprendidas por el movimiento solidario durante este año. El broche final llegó de la mano de Emilio Martínez de Marigorta, deportado en Cabo Verde, que se dirigió a los presentes desde su exilio forzado.

Con este acto Herrira puso fin a su programación. Señalar que el primer acto tuvo lugar el pasado viernes, cuando el anterior Celedón, Iñaki Landa, encendió el txupinazo azul. Asimismo, el domingo, decenas de personas tuvieron que soportar un largo control policial para poder acceder con banderas solidarias a la plaza de la Virgen Blanca.

 
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