Aquellos mineros chilenos que hace tres años concitaron la atención de su país y del mundo, aplaudidos por todos y elevados a la categoría de héroes, hoy se encuentran en una difícil situación, tanto económica como sicológica, y el amparo y agasajo que entonces tuvieron se han convertido en abandono. Casi nadie recuerda ya a los mineros que quedaron atrapados en el yacimiento San José, en Atacama, y menos la Justicia de su país, que ha concluido la investigación con el peor de los resultados: hay afectados, pero no culpables. No percibe ni siquiera negligencia alguna. Y mientras los responsables del derrumbe del yacimiento se frotan las manos, los mineros difícilmente pueden creer en esa Justicia que los ha abandonado a su suerte. A su mala suerte. Fueron héroes durante más de dos meses y cuando salieron al mundo, quienes los utilizaron en sus proclamas patrióticas les depararon olvido, paro y preocupación. Ahora, ante la actitud de la Fiscalía de Atacama, que decidió no presentar acusación, se aferran a una demanda civil en pos de una indemnización de la empresa. Aquellos héroes han comprobado que, en realidad, son mineros.