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Consejos vendo... pero para mí no tengo

¿Y para cuándo una mujer al frente de la Dirección de Deportes del Gobierno Vasco? Con la referencia de la mayoría de sus inquilinos anteriores, hay mujeres en nuestro deporte que lo harían mucho mejor.

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Juan Carlos ELORZA Periodista

El deporte femenino «está de moda», y ya se sabe que la clase política dedica buena parte de sus energías a colocarse en el centro del foco siempre que puede. Esta vez la Dirección de Deportes irrumpió el jueves como elefante en cacharrería para reñir a los periódicos de la CAV -de otros medios de comunicación, incluidos los que mantenemos todos con nuestros impuestos para que ellos los gestionen para su beneficio, ni pío-. Y, para justificar su aparición, esgrimían una especie de revista de prensa que podíamos haber elaborado entre cuatro amigos en un bar en una de estas tardes de tedio en agosto («estudio del Gobierno Vasco sobre la presencia y el tratamiento del deporte femenino en la prensa»), tras cuyo pomposo nombre se «revelaban» unas cifras «impresionantes» que les permitían «acusar» a os periódicos de que el deporte en sus páginas «es masculino».

¡La cuadratura del círculo! ¡la piedra filosofal! ¡la respuesta definitiva al «quiénes somos, de dónde venimos, para qué estamos aquí»!, resuelta en un exhaustivo trabajo basado en las páginas publicadas en... ¡siete días! ¿Se imaginan lo que nos dirían si a nosotros se nos ocurriera valorar su labor, cualquier labor que hagan, en ese período? ¿Por ejemplo, en agosto?

¡Cuánto mal está haciendo la cultura basada en no salirse del carril de lo «políticamente correcto»! Te apuntan con el dedo con un tema de estos y cualquiera se defiende. No hay más que ver la relevancia que los periódicos señalados dieron ayer en sus páginas a la regañina de la autoridad. Salvo dos excepciones, los ocho restantes pasaron olímpicamente -nunca mejor dicho- de reproducir la reprimenda. Un «éxito» para los convocantes y para la causa que aparentemente pretendían apoyar, que debería hacerles reflexionar profundamente. Pero lo dicho queda grabado, seguramente como aperitivo de alguna campaña posterior para que veamos que nuestros gobernantes se preocupan mucho más por el deporte femenino que esos insensibles periódicos. ¡Ja!

Llegados a este punto, y por si acaso, quisiera aclarar que no defiendo a los periódicos mencionados en su conjunto. Yo respondo por GARA. Sin embargo, ocasiones como esta vienen al pelo para echar por tierra uno de esos dichos populares -promovidos y azuzados por las personas y los intereses más reaccionarios, no lo duden-, que dice que todos los periódicos son iguales. Tomen este aspecto del trato al deporte femenino como referencia, busquen, comparen... y pongan a prueba la veracidad de tal calumnia.

¿ Y entonces, qué? Si el Gobierno de Lakua, su Dirección de Deportes, incluso Emakunde -presente de forma activa en la presentación del «estudio»- quisieran profundizar en el fomento del deporte femenino de élite, y en su reflejo en los medios de comunicación, ya andan tarde para ponerse a cumplir con su parte de la tarea. No digo que les correspondiera totalmente, pero ayer mismo, «el día de la reprimenda al resto», en toda la prensa guipuzcoana aparecía publicada a toda página la triste noticia de la despedida de la élite del baloncesto femenino del Hondarribia-Irun, un «referente» de los que mencionaba la directora de Emakunde en su intervención. Y el proyecto se hundía en última instancia por no poder conseguir un aval de ¡70.000 euros! -por cierto, y haciendo un poco de demagogia para no desmerecer a nuestra clase política, ¿cuánto ha costado, en dinero, hacer el «estudio» de la Dirección de Deportes?-.

«Obras son amores... y no buenas razones». Las instituciones públicas pueden hacer más, mucho más, y si quisieran animar a los periódicos a dedicar parte de sus recursos a reflejar en sus páginas el deporte femenino -un deseo que yo aplaudo con las orejas si fuera necesario- mejor harían en proponérselo de una forma más amable.

Pero el principal problema, desde mi punto de vista, no está ahí. Siglos de dominación del sexo masculino sobre el femenino han derivado en miles de prácticas, costumbres, tradiciones... difíciles de erradicar por completo en poco tiempo, y más en un país tan «tradicional» como el nuestro. El escenario del deporte da buena prueba de ello. No solo los practicantes de deportes de élite eran, hasta hace muy poco, en su inmensa mayoría hombres, sino que también lo eran quienes consumían deportes, gastaban dinero en entradas, merchandising, periódicos deportivos, desplazamientos con los equipos, canales deportivos de televisión...

En las últimas décadas las mujeres se han abierto paso en muchos campos de la vida laboral y social, demostrando que en lo que a capacidad se refiere no tienen nada que envidiar a los hombres. En el mundo del deporte, de las practicantes de deportes, también ha sido así. En Euskal Herria hay casos a cientos. Y cuando han dispuesto de medios para dedicarse por completo a sus disciplinas deportivas -ni más ni menos que sus colegas hombres, aunque siempre muchísimo peor remuneradas, en esto también la lógica del mercado capitalista es implacable-, han demostrado con hechos que tampoco tienen nada que envidiar a los hombres en este apartado. Calidad física, calidad técnica, calidad táctica, calidad sicológica, espíritu competitivo... talento en definitiva, y en cantidades difíciles de creer para un país tan pequeño.

Pero todo ese talento lo aprecian unas cuantas mujeres y los hombres -pocos, cabría matizar- que acuden a verlas competir, porque esta gran evolución / revolución del deporte femenino no ha calado entre las mujeres que podrían acudir a las canchas, los campos, los estadios, para ver y disfrutar con las habilidades de sus congéneres, quizá lastradas por esas costumbres y tradiciones machistas tan denostadas, pero tan presentes todavía. En otros países los avances son muy superiores en este aspecto, pero aquí aún queda mucho por recorrer.

Si, como me temo, la Dirección de Deportes y quizá Emakunde pretenden lanzar en próximas fechas una campaña centrada en la mayor visibilidad del deporte femenino en la prensa, les pediría humildemente que antes se comprometieran a fomentarlo desde las cadenas de televisión que les toca gestionar, que se dirigieran directa y específicamente a las mujeres de nuestro país para decirles que hagan un esfuerzo por ir a ver deporte de élite, y que lo hagan con sus amigas, madres, hermanas, hijas... Que les expliquen que el modelo de deporte embrutecido y machista en el que nos hemos criado también puede evolucionar, como otros aspectos de la vida.

¿Y los periódicos? Cada uno hará lo que quiera, según la presión de sus lectores/compradores, o según su ideario editorial. GARA no necesita que la Dirección de Deportes o Emakunde le diga cuánto espacio tiene que dedicar al deporte femenino. En realidad, le dedica todo el que le es posible, a veces por encima incluso de lo que un criterio estrictamente deportivo y de seguimiento social marcaría, simplemente porque estima que las deportistas femeninas merecen una discriminación positiva en nuestras páginas deportivas.

Por cierto, ¿para cuándo una mujer al frente de la Dirección de Deportes? Con la referencia del trabajo de la mayoría de sus inquilinos desde la primera legislatura, hay mujeres en nuestro deporte (por desgracia, aún muchas menos que hombres) que seguro que lo harían mucho mejor, y cuya promoción del deporte femenino generaría muchas menos suspicacias.

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