Mundiales de Moscú'2013
El imbatible Mo Farah
El atleta inglés, nacido en Somalia, logra el doblete con una autoridad al alcance de muy pocos.
Imanol CARRILLO
El británico Mohamed Farah volvió a regalar al público otro triunfo con forma de corazón. El atleta nacido en Somalia ofreció de nuevo otra auténtica demostración de poderío y potencial al alcance de muy pocos. O nadie. Porque ninguno de sus rivales pudo arrebatarle el oro en una tarde especial para él al lograr el segundo doblete tras el logrado en los Juegos de Londres'2012.
Casi como el primer día en la final de 10.000, que también ganó, Farah se puso delante a falta de pocas vueltas después de haber ido rezagado al inicio. A partir de ese mismo momento, el atleta británico fue acelerando a medida que le presionaban por detrás hasta cruzar ganador la meta con un tiempo de 13:26.98, 28 centésimas por delante del etíope Hagos Gebrhiwet y el keniata Isiah Kiplangat Koech, que clavaron el mismo registro (13:27.26).
Farah, de 30 años, lo intentó sin éxito en Daegu'2011. Ganó la final de 5.000 pero en los 10 kilómetros se le cruzó el etíope Ibrahim Jeylan, ante quien se tomó cumplida revancha en el estadio Luzhniki el primer día.
Con el doblete olímpico del fondo como tarjeta de presentación y un récord de Europa de 1.500 todavía caliente (3:28.81), Mo Farah exhibía galones de favorito frente al keniata Edwin Cheruiyot Soi, por más que este le batiera por más de un segundo el 1 de junio en Eugene con una marca de 13:04.75. Soi llegaba a Moscú al frente del ránking mundial con los 12:51.34 de Mónaco, la mejor marca de su vida, y presumía de su mortífero final, pero ayer no estuvo en la pelea por las ansiadas medallas. Llegó en quinto lugar, a dos segundos del gran campeón.
La carrera salió a paso de tortuga y eso ayudó aún más a Farah, quien ha logrado compaginar un agudo sentido táctico con un sprint demoledor, y es capaz de correr la última vuelta en 50 segundos. Ayer le bastó con hacerlo en 53.
La rusa Lysenko, en martillo. La atleta local revalidó su título de campeona mundial de martillo con un lanzamiento de 78,80, el más largo en lo que llevamos de temporada, que le dio ventaja sobre la polaca Anita Wlodarczyk (78,46), subcampeona olímpica en Londres, y la china Zhang Wenxiu (75,58).
En su primer tiro, Lysenko se fue hasta los 77,58, dos metros y medio más lejos que el resto. Las chinas Zheng Wang, campeona asiática, y Zhang Wenxiu -bronce olímpico en Londres y dos veces en Mundiales- se situaron por detrás en ese primer turno con 74,80 y 74,62. Sin embargo, la final se decidió en la cuarta ronda.
Storl, el oro en peso. El alemán David Storl, que pese a ser el vigente campeón no partía en Moscú como favorito, revalidó su corona mundial de peso con su mejor registro (21,73) en el momento cumbre del año, relegando al segundo puesto al estadounidense Ryan Whiting (21,57), a quien se daba por casi seguro ganador. El canadiense Dylan Armstrong (21,34 en el penúltimo turno) se alzó con el bronce. Whiting empezó impetuoso, con 21,57 en el primer tiro, pero se difuminó a continuación, mientras que David Storl alcanzó su explosión en la cuarta ronda.
El jamaicano Usain Bolt calificó ayer como «increíble» la instantánea tomada por el fotógrafo Olivier Morin (AFP) el pasado domingo, en el momento que el velocista más rápido de la tierra cruzaba la meta como vencedor de la final de los 100 metros con un rayo en el cielo. «Era un momento increíble. Es una de las imágenes que te gustaría volver a rememorar», explicó el Relámpago a la BBC. La fotografía ha dado la vuelta al mundo y fue publicada también por GARA en su edición del lunes. El autor de la instantánea había colocado hasta cinco cámaras a lo largo de la pista totalmente enfocadas a la calle de Bolt.
Menkov, el primer europeo campeón mundial de longitud
Aleksandr Menkov no pudo haber elegido un escenario mejor. El ruso voló hasta los 8,56 metros para convertirse en el primer atleta europeo que consigue el oro mundial de longitud, mientras que la medalla de plata fue para el holandés de origen ghanés Ignisious Gaisah (8,29) y el bronce se lo llevó el mexicano Luis Rivera (8,27).
Con el campeón olímpico, el británico Greg Rutherford, eliminado en la calificación y el estadounidense Dwight Phillips, cuádruple campeón mundial, en horas bajas por las lesiones, la final se presentaba muy abierta, con tres atletas situados un peldaño por encima del resto por marca de la temporada.
En esas, el ruso, que ya había saltado otras cinco veces más de 8,30 este año, y apoyado por su público, voló más que nadie para colgarse el oro. En cuarta posición finalizó un sorprendente Eusebio Cáceres (8,26). I. C.