GIRONA 1

ALAVÉS 0

El Alavés comienza su andadura en Segunda A con derrota. Dolorosa, como deben serlo todas, pero no tanto como para perder un ápice de la ilusión y optimismo con la que han acometido los albiazules su estreno en la categoría de plata.

Entre otras cosas porque visitaban a un equipo que la temporada pasada anduvo peleando por el ascenso, que cuenta con buenos refuerzos y que además jugaba en casa. Pero también por las conclusiones por una mirada más introspectiva. Aunque se mostró demasiado timorato de inicio y le faltó fluidez en ataque cuando se decidió a buscar la portería rival, el Alavés no dejó una mala sensación. Solo una vez pudo su rival con el empeño defensivo de los gasteiztarras -y con cierta fortuna-, que además supieron reaccionar cuando peor se le pusieron las cosas. El Girona, desde luego, no vio nada clara la victoria hasta que Santos Pargaña no pitó el final.

A balón parado

Pese a que el empate a cero se mantenía en el descanso, la primera parte resultó más cómoda para el cuadro catalán. Al Girona le tocaba llevar la iniciativa y lo asumió, aunque apenas fue capaz de convertirla en ocasiones de gol. El principal peligro local llegaba en las acciones a balón parado. Y sobre todo por medio de Timor que, con sus conocidos cañonazos, estuvo a punto de adelantar a su equipo en alguna que otra ocasión. Goitia se lució en alguno de ellos.

El primer tiempo, con todo, concluía con la única ocasión clara del Alavés, también a balón parado. Una falta cercana al córner que Ion Vélez cabeceaba en inmejorable posición aunque ligeramente desviada.

El partido cambió poco después de la reanudación. Felipe Sanchón remató desde la frontal un balón que, tras tocar en Pepe Mora, resultó inalcanzable para la estirada de Goitia.

El Girona se puso por delante pero los albiazules se vinieron arriba. El peligro sí llegó esta vez a la portería de Isaac Becerra -que bien pudo haber visto la roja por un derribo a Ion Vélez al borde del área-, sobre todo en un par de rapidísimos contragolpes que el delantero tafallés no pudo definir. Solo esa falta de fluidez, extensible a todos los atacantes alavesistas, mantuvo mínimamente tranquilo a un Girona que apenas amagó con la sentencia en sendos chutazos de Timor y Juanlu.

Emilio Sánchez

Entró cuando el Alavés ya marchaba por detrás en el marcador, pero dejó constancia de su calidad con tres buenos pases en profundidad y dos disparos intencionados. Poco tiempo pero muestras de técnica, movilidad, visión y potencia de tir