rebelión, Horacio Duque Giraldo 2013/8/14
Cúpula militar: ¿del uribismo al santismo?
Ha ocurrido un cambio sorpresivo -en otras épocas se informaba con antelación- pero no traumático en la cúpula del aparato armado del Estado colombiano. (...)
Todo coincide con la visita a Colombia de John Kerry, el Canciller de los Estados Unidos, quien ha reafirmado su respaldo al proceso de paz que adelanta el actual gobierno con las Farc/EP en La Habana, con resultados muy promisorios.
Dato nada irrelevante para el análisis correspondiente, dada la enorme dependencia política y economica del Estado respecto de Washington, que ha financiado el Plan Colombia a lo largo de la última década, y con un amplio control sobre el dispositivo armado del gobierno nacional. (...)
Santos, un experto en el manejo político y dueño de un olfato muy sofisticado, aprovechó la ocasión para neutralizar cualquier inconformidad política o militar y procedió con rapidez para pasar de la inercia uribista a una gerencia de su entera confianza para proseguir en los diálogos de Cuba y en su proyecto reeleccionista. Aunque retuvo al Ministro de Defensa, J.C. Pinzón, foco de la confusión discursiva que facilita aún la preponderancia de la denominada «Seguridad Democrática» con su código de intriga y manipulación como en el famoso caso de la filtración de las coordenadas para el traslado de Pablo Catatumbo a La Habana.
Por el momento dio un golpe certero a la «oposición» parapolítica de Uribe Velez e hizo a un lado su herencia en el Ministerio de la Defensa, por lo que se refiere a la conducción política del mismo.
(...) los que llegan son presentados por los medios de comunicación como expertos en politología y en mediación de conflictos indigenas en el Cauca y Sur Occidente del país. Es la línea que coincide con el aparente viraje santista hacia el Centro y su ideologema de la Unidad Nacional, que es una pura apariencia. Con la que es preciso lidiar desde el auge y potencial de los movimientos sociales y su proyectada presencia a partir del 19 de agosto con un paro nacional agrario y un pliego de demandas lleno de legitimidad.