Veamos algunos datos interpretados por un mal pensado. Según una estadística de ventas de armas hecha pública en estos días, resulta que antes de la llamada «primavera árabe», el Estado español vendía entre siete y nueve millones de euros en armamento diverso a Egipto. Desde que empezaron las movilizaciones, el incremento ha sido tan exagerado que se han llegado a cifras de venta rozando los cien millones anuales.

¿Es una casualidad la reacción timorata de los gobiernos fabricantes de armas y de sus organizaciones representativas? No parece. Hablamos del conflicto más vivo y televisado actualmente, pero ese incremento de venta de todo tipo de armas a unos y otros, es una constante en los últimos años en toda esa zona que se ha agitado de una manera sospechosamente interesada económica y políticamente.

Es más, en estos días se nos están ofreciendo reportajes por casi todos los canales televisivos en los que se cacarea mucho con el buen año turístico, con ocupaciones en algunas zonas de más del noventa por ciento, con una subida espectacular de los extranjeros, aunque baje el turismo interior. Incluso estos datos estadísticos son también exhibidos en la CAV, con porcentajes entre turistas del Estado español y de otros lugares del mundo, que dan mitad y mitad. Este turisteo que ya es endémico en Donostia y las costas, se empieza convertir en habitual en Bilbao, y sus zonas de influencia.

Y yo digo, sin molestar, que estas primaveras negras, manipuladas desde los centros del poder real, que han afectado de manera especial a toda la cuenca sur del Mediterráneo, han arruinado la incipiente industria turística de los países limítrofes. Egipto era un destino turístico mundial, pero ahora no va nadie por miedo. Túnez se recupera lentamente, pero sufrió una bajada brutal de visitantes, y así sucesivamente hasta entender los fenómenos encadenados.

Es decir, nos damos golpes de pecho, hacemos muchas declaraciones solemnes con los muertos en esa incipiente guerra civil egipcia como excusa pero no debemos olvidarnos quienes la propician y quienes se benefician de esa situación de inestabilidad y terror. Y a los datos me remito.