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Excursión musical y Camino de Santiago

La Quincena Musical emprendió ayer su tradicional excursión por el Camino de Santiago. La propuesta esta vez fue un recorrido que partía de la Ermita de San Martín de Tours, en Orio, y concluía en Zarautz, amenizado por las actuaciones de gaiteros, dantzaris y coros.
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Mikel CHAMIZO

Según José López-Calo, antiguamente el Camino de Santiago «se hacía siempre a pie, tanto a la ida como a la vuelta, e implicaba tales incógnitas que era frecuente que antes de la Peregrinación los fieles hiciesen testamento». No se llegó a tanto en la mañana de ayer, aunque la incógnita de un cielo oscuro hacía presagiar un buen remojón. Pero al final la lluvia no se materializó y el recorrido por la montaña organizado por la Quincena Musical, algo más de seis kilómetros siguiendo el Camino de Santiago entre Orio y Zarautz, volvió a ser un éxito que reunió a unos doscientos caminantes. «La primera vez que lo hicimos fue en 1999», recordaba José Antonio Echenique, director de la Quincena por aquellos años y director adjunto en la actualidad. «Era Año Xacobeo y quisimos celebrarlo con un recorrido desde el Alto de Ibañeta a la Colegiata de Roncesvalles. Fue un día muy completo, con varios espectáculos y conciertos relacionados con la música del Camino, además de una comida popular».

Tras aquél último Xacobeo del milenio el recorrido fue cambiando, moviéndose siempre por municipios de la costa. En las últimas ediciones ha ido de Getaria a Deba (2010), de Irun a Guadalupe (2011) o de Guadalupe a Pasai Donibane (2012), itinerarios siempre cambiantes que, como no podía ser de otra manera tratándose de la Quincena, van siempre acompañados de música. «Experimentar la naturaleza y la música juntas es algo precioso», defiende Echenique. «Yo siempre digo que todo es música: el silbido del viento, las pisadas de la gente, el ruido del mar y el canto de los pájaros. Por eso intentamos fusionar esa vivencia con la otra música, la de los grupos folclóricos de los pueblos que atravesamos durante la travesía».

Salida desde San Martín de Tours

Ayer el grupo de caminantes se dio cita en la Ermita de San Martín de Tours de Orio, donde dos gaiteros y el tañido de las campanas de la capilla les dieron la bienvenida. Tras un cuarto de hora de actuación, vestidos con trajes tradicionales, los gaiteros abrieron la marcha rumbo al centro de Orio, que el numeroso grupo atravesó pertrechado como buenos mendizales. «La presencia de montañistas y melómanos rondará el 50%», calcula Andoni Alonso, jefe de gestión de la Quincena. «La audiencia a la que más directamente llega la propuesta es, claro, el público natural de Quincena, y solemos ver por aquí a muchas personas que luego te encuentras en los conciertos del Kursaal. Para nosotros es bonito poder ofrecerles algo distinto a la rutina de auditorio, butaca y concierto, un paseo por nuestra naturaleza con algo de música».

Al andar se hace camino

Es pensando en ese público, que no siempre está habituado a las largas travesías, que los recorridos que propone la Quincena son muy asequibles. Miren, Inés e Irene son tres amigas que se han acercado a Orio desde Donostia. Les gusta mucho el monte y caminar, así que para ellas «es un recorrido muy sencillo, pero lo entendemos, porque aquí viene también gente de cierta edad». Y aún así ya es el segundo año que repiten, porque «la música hace más ameno el recorrido» y les gusta la experiencia. Begoña, sin embargo, sí es una asídua de la Quincena y también de sus excursiones, en las que vienen participando desde hace cuatro años. «Es una excursión redonda en todos los aspectos», afirma esta donostiarra. «Poder caminar por los paisajes tan preciosos que escogen cada año y, además, disfrutar de los gaiteros al principio o de los bailes folclóricos en esta última parada -se trataba del Harribil Dantza Taldea de Orio-». Recomienda totalmente la experiencia, porque además «te hace descubrir rincones preciosos del país, que tenías al lado de casa y no sabías de su existencia».

Ese es, precisamente, el gran reto organizativo de esta Quincena Andante: dar con esos «rincones preciosos». «El problema es que el Camino de Santiago está hecho para andar», explica Alonso, «no para hacer conciertos. Así que la mayor complicación suele ser encontrar las mejores ubicaciones para las paradas, porque tienen que ser lugares adecuados para los espectáculos. Y que además caigan al principio, mitad y final del recorrido, para darle a la excusión un sentido casi teatral de presentación, nudo y desenlace».

Tras atravesar un camino de montaña y llegar por la carretera hasta el barrio de San Pelaio de Zarautz, el desenlace fue ayer un concierto de la Coral de Zarautz, dirigada por Jaione Escudero, que en el exterior de la Ikastola Salbatore Mitxelena cantó una selección de melodías vascas tan populares como «Ama begira zazu» o las «Hiru euskal kantak» de Fernando Remacha. Muchos caminantes, ya cansados, lo escucharon sentados en el suelo, y algunos con la esperanza de que hubiera una sorpresa final en forma de picoteo, como ocurrió el pasado año. Pero la crisis se ha cebado también con la Quincena y esta vez no hubo sidra ni txistorra, así que los excursionistas se disolvieron un poco hambrientos, sí, pero también satisfechos.

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