El Athletic arranca un curso marcado por el histórico estreno del nuevo campo. Al margen de la adaptación de todo el entorno social a su nuevo coliseo, incluidos los futbolistas, el reto deportivo pasa por volver a Europa. Pasada la tormenta y los condicionantes morales y tangibles que rodearon el curso anterior, el nivel de la plantilla obliga a luchar por una plaza en competiciones europeas. Más aún cuando buena parte del resto de rivales en la lucha por esas posiciones han perdido a sus jugadores franquicia.

En el caso de los leones, el equipo tampoco se va a parecer al que hace dos campañas disputó dos finales, ya que faltan cuatro de aquellos futbolistas y porque la propuesta de Valverde cuenta con importantes variaciones defensivas respecto al ideario de Bielsa. No obstante, la apuesta por el protagonismo está presente en el librillo del gasteiztarra y, sobre todo, pasa por ser una petición global de la hinchada. Y es ahí donde precisamente estará uno de los termómetros más importantes del curso. El tiempo de las excusas, autocomplacencia o justificaciones pasó al olvido durante la etapa de Bielsa. Y es el principal legado del argentino. Un reto al que Valverde no piede la cara.

Se han renovado ilusiones, la plantilla ha contado con importantes variaciones entre las que Beñat será los activos más importante, retorna un cuerpo técnico sobradamente preparado y San Mamés ha mutado en un vanguardista estadio. En definitiva, el Athletic cuenta con todos los elementos necesarios para luchar por entrar entre los cinco mejores y hacer un buen torneo de Copa. Para ello, harán falta iniciativa, paciencia y mucho trabajo. Materia prima, desde luego, existe.