Atlético de Madrid y Barcelona, protagonistas de duelos inolvidables, disputan a 180 minutos el primer título de la temporada. Una Supercopa para la que el cuadro culé parte, como en casi todas las competiciones en las que participa, como favorito, pero que los madrileños afrontan con el aval de haberse impuesto en las tres últimas finales que han disputado, en apenas año y medio, Liga Europa, Copa y Supercopa de Europa.

El choque de ida, en horario discotequero (23.00, La 1), se disputa esta noche en el Vicente Calderón. Y no le faltan alicientes. Desde la presencia del exbarcelonista David Villa en el cuadro local, hasta el enfrentamiento entre un equipo con una capacidad ofensiva insultante -que se lo pregunten al Levante- con la defensa menos goleada de la campaña pasada. Y con dos argentinos, Tata Martino y Diego Simeone, en los banquillos.

El primero anuncia rotaciones. Alba e Iniesta, que no jugaron de inicio ante el Levante, sí lo harán hoy. Adriano y Cesc comenzarán en el banquillo. Y es probable que Neymar tenga minutos en la segunda parte.

Simeone, que ha reconocido que superar al Barcelona en una final a doble partido es una misión prácticamente imposible, recurrirá a su once tipo. Que es prácticamente el mismo del año pasado, con una sola excepción. La presencia de un David Villa que quiere recuperar su mejor versión, en detrimento del traspasado Falcao. Si al asturiano le falla la pólvora, los colchoneros parecen poder confiar en la de Diego Costa -dos goles en la victoria frente al Sevilla en la primera jornada liguera-, que le acompañará en punta.

Será la quinta final de Supercopa que enfrenta a ambas escuadras, con la balanza inclinada de momento del lado culé: en tres de las cuatro ocasiones anteriores se ha impuesto el Barcelona.