Raimundo Fitero
Un muro
Y la duda es si van conscientes a ello, o si se han perdido en alguna encrucijada de despachos y sobres. Porque intentar crear un espacio con un tono de buen rollo a esas horas, con la idea de que se dejen la siesta por entrar en una especie de ejercicios espirituales de la caridad cristiana es bastante sorprendente. Sus promociones son nefastas porque aseguran que nace con la intención de «que sea el nexo de unión entre los que necesitan ayuda y los que desean darla, fomentando así la solidaridad de los españoles». Con estas expectativas, el que fracase sería lo normal, porque a esas horas están muy trabajado el tipo de audiencias y porque suena tan mal, tiene tan poco tirón, que va a encadenar otro desastre que empieza a parecer no casual, ni fruto de su impericia sino por tener el objetivo de destrucción. Darse cabezazos contra el muro y lamentarse cínicamente.
Decíamos lo de pagar favores porque no tienen ningún reparo en emitir «La mañana de verano» que es como se llama en estos meses con esa proverbial imaginación el programa de la mañana de la primera estatal, desde las Islas Canarias, en un plató natural, en un hotel al que se promociona, y resulta que los propietarios de ese hotel son unos de los «dadores» más importantes a la banda organizada. Declarados oficialmente doscientos mil el año pasado. Detalles pequeños ante el movimiento general. La excusa es que están remodelando los estudios de propiedad de RTVE. ¿Y los jardines? Otros años se han aprovechado terrazas propias y espacios abiertos. En las Canarias, quieras que no, aunque cedan las habitaciones, que lo dudo, hay gastos de producción añadidos.