La Real reclamó un lugar entre los grandes de Europa al imponerse con toda justicia ante el rival que le apeó en su última participación europea. El Olympique de Lyon, un asiduo en la Champions, pareció un equipo vulgar ante unos jugadores que en su práctica totalidad debutaban en competición continental, pero jugaron como si llevaran toda la vida en la élite.

Los de Arrasate supieron estar serios en tareas defensivas sin conceder muchas ocasiones a los cuatro jugadores más adelantados del OL, los mejores, y sacaron los colores a una defensa que pocas veces era capaz de trazar una línea recta. Además se vio beneficiado por una genialidad de Antoine Griezmann, que marcó un golazo que al final de temporada estará entre los mejores de la máxima competición continental.

La ventaja en el marcador dio confianza a los realistas, que además tuvieron la suerte de marcar el segundo gol en una genialidad de Seferovic desde un lugar en el que es difícil hasta pensar en buscar la portería. Los blanquiazules pasaban los peores minutos del partido y el 0-2 lo sentenció e incluso pudieron aumentar su ventaja en los últimos minutos en una clara ocasión de Rubén Pardo. La Real acabó jugando a placer ante un equipo desquiciado que se había quedado con diez por la expulsión de Bisevac.

Muchos habrían firmado un empate con goles antes del partido, pero este equipo solo sabe jugar a ganar y el 0-2 es un muy buen resultado. Y lo más importante es que la Real, a pesar de las cinco bajas y de los cuatro cambios con respecto al partido del sábado, demostró que toda la plantilla es válida.

Después de un verano en el que se pedía un central y un pivote, Cadamuro demostró que tiene nivel suficiente como para estar en la Real, como el sábado Ansotegi, y Markel confirmó que con él y Elustondo hay dos pivotes defensivos de garantías. Todo el equipo funciona.

Desde el inicio

La Real afrontó bien el encuentro y ya antes del golazo de Griezmann Carlos Vela tuvo dos disparos, uno de ellos al poste, al aprovechar su velocidad los blanquiazules más adelantados para encontrar las fisuras de una decepcionante zaga local.

El Olympique no solo sufría en defensa con la velocidad blanquiazul, tampoco los cuatro jugadores más adelantados entraban en juego y un buen disparo de Gourcuff que Bravo desvió bien a corner fue la única opción buena de los de Garde.

La defensa zonal implantada por Arrasate en las jugadas a balón parado desbarató todas las opciones que tuvo el Olympique en el primer tiempo y Bravo se mostró seguro en los balones aéreos. Un disparo alto de Miguel Lopes fue el único remate del Olympique de los últimos 20 minutos antes del descanso.

El equipo local acaparaba la posesión de balón -llegó a ser de 58% a 42% en el primer tiempo para equilibrarse al final al quedarse en inferioridad el OL a un 53-47-, pero los blanquiazules se juntaban bien en defensa y cada vez que recuperaban salían con velocidad al ataque y con muy poco se plantaban ante la portería de Anthony Lopes.

Jugadores de una gran calidad pretendidos por los mejores equipos de Europa como Grenier, Gourcouff y Lacazette no demostraron su nivel y Vela, Griezmann, Prieto y Seferovic sí aprovechaban los espacios que dejaba la mala colocación y los riesgos del Olympique.

A balón parado

El equipo de Rémi Garde sí estuvo mejor en ataque en el segundo tiempo, en el que tuvo dos remates de Gonalons a balón parado, uno de ellos al larguero, una oportunidad de Lacazette ante la que Carlos Martínez estuvo providencial y, en un error de Iñigo Martínez, Bravo se lució al taponar el disparo del lateral derecho Miguel Lopes.

Mientras el portugués fue uno de los jugadores más destacados de su equipo, en ataque lo que aprovechó la Real por su banda para crear por ahí las jugadas de los dos goles, los dos laterales blanquiazules, al estar en ventaja en el marcador, se centraron más en defender y olvidaron la alegría que les caracteriza. Markel jugó muy bien después de una pretemporada difícil y es muy importante que la Real haya despedido los dos partidos sin encajar un gol tras una pretemporada en la que se dudó mucho de los jugadores defensivos blanquiazules.

Por delante de ellos Zurutuza, Prieto, Griezmann y Vela combinaron con la calidad y el talento que les caracteriza y así nació un gol de un Seferovic que ha jugado muy bien en sus dos primeros partidos. El 0-2 terminó de minar la moral de los locales.

El único pero del partido para la Real, al margen de los problemas a balón parado del segundo tiempo, fue no aprovechar los últimos 18 minutos jugados en superioridad numérica por la expulsión provocada por Vela. El OL estaba desquiciado y hubiera sido bueno pisar el acelerador en esos minutos para buscar un tercer gol que tuvo cerca Rubén Pardo, pero tampoco sobra el físico tras jugar dos partido en cuatro días en agosto.

Por eso hay que dar por muy bueno el resultado, que además premió a los 4.000 aficionados que se desplazaron a Lyon y que pudieron hacer el viaje de vuelta con la alegría y la satisfacción de disfrutar de un gran partido de sus jugadores.

Fue bonito ver la celebración de los futbolistas con sus aficionados tras el encuentro, pero no hay lugar para las relajaciones. La Real fue mejor ayer que el Olympique Lyon, pero Jagoba Arrasate ya señaló que para entrar en la fase de grupos había que hacer dos buenos partidos y todavía queda uno por hacer. En Anoeta tendrán el apoyo de un estadio ilusionado que siente más cerca que nunca el sueño de ver a su equipo entre los mejores equipos del mundo.