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Resurge la cuestión del uso de armas químicas tras un bombardeo en Siria

La filmación de decenas de cadáveres inermes en el contexto de una ofensiva aérea del Ejército sirio contra bastiones rebeldes en los alrededores de Damasco ha hecho resurgir el debate sobre el uso de armas químicas en la contienda. La oposición, aunque no toda, no duda en denunciar al régimen, que niega la mayor. Aliados de unos y otros se posicionan. A los muertos les importa poco cómo. Están muertos.

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Dabid LAZKANOITURBURU

Docenas de personas, incluidos muchos menores, murieron ayer en el transcurso de una oleada de bombardeos del Ejército sirio contra zonas controladas por los rebeldes armados en la periferia de Damasco.

El propio régimen de Bashar al-Assad reconoció que sus fuerzas utilizaron su aviación y artillería pesada en el «mayor ataque desde que comenzó el conflicto» en las zonas de Muamadiya, Zamalka, Guta y Yobar, esta última a poco más de un kilómetro del centro de la capital.

La agencia de noticias opositora Shaam News Network distribuyó imágenes con decenas de cadáveres, incluidos varones, mujeres y menores, apilados en habitaciones interiores y en el exterior de Guta, en el extrarradio de Damasco.

Así como no desmintió este ataque al reivindicar una ofensiva general en la zona, el Gobierno de Damasco no suministró cifras de muertos enmarcándola en una lucha «para librarnos de los yihadistas».

Sí lo hizo el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres aunque cuenta con una red de informantes sobre el terreno.

El OSDH cifró en un centenar las víctimas de este ataque aéreo, aunque el director del organismo, Rami Abdel Rahmane, advirtió de que el balance final de víctimas podría aumentar «porque los raids y los bombardeos continúan y la potencia de fuego es considerable».

Por contra, la oposición siria en el exilio y fuentes que se identificaron como militantes rebeldes sobre el terreno cifraron en 1.300 las víctimas mortales e introdujeron un elemento esencial -en todo caso no para los muertos- como la denuncia de que se trató de un ataque del régimen con armas químicas.

Vídeos difundidos por la agencia de información opositora mostraban a cuerpos de niños y niñas inermes al lado de cadáveres de hombres que no mostraban, aparentemente, ningún rastro de sangre.

En una de las imágenes, personal sanitario intentaba auxiliar a unos niños poniéndoles máscaras de oxígeno para ayudarles a respirar, mientras médicos intentaban reanimar a otros pacientes que parecían inconscientes. En alguna imagen se observaba a alguno de ellos con un temblor incontrolable.

Expertos en armas químicas aseguraron al diario «The New York Times» que los síntomas que aparecen en el vídeo serían incompatibles con el uso de un arma química convencional, como el gas sarín o el gas mostaza.

Gwyn Winfield, director de CBRNE Mundial, una revista profesional que abarca las armas no convencionales, dijo que las imágenes sugieren que, o bien se utiliza una gran cantidad de un agente de control de multitudes, como el gas lacrimógeno, en un espacio cerrado o una forma debilitada de un agente químico más potente.

El Gobierno de Damasco desmintió tajantemente las acusaciones, y las presentó como «un intento desesperado de los grupos terroristas de ocultar sus derrotas sobre el terreno». El Ministerio sirio de Exteriores denunció un intento de distraer al equipo de la ONU que llegó el pasado fin de semana para investigar las denuncias de uso de armas químicas.

El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos tampoco confirmó el uso de armas químicas en el ataque.

Por contra, y desde Estambul, el portavoz de la oposición siria en el exilio (CNFROS) cargó duramente contra la comunidad internacional, a la que acusó de complicidad con un ataque que no dudó en calificar de químico.

Todo ello en vísperas de una reunión EEUU-Rusia para intentar desbloquear los preparativos para la celebración en Ginebra de una conferencia para buscar una salida al conflicto sirio.

Reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU

El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió de urgencia desde las 9 de la noche de ayer (hora de Euskal Herria) para abordar la cuestión a instancias de EEUU, Gran Bretaña, Estado francés, Corea del Sur y Luxemburgo. Horas antes, Arabia Saudí, que ha aplaudido las matanzas golpistas en Egipto, exigía una reunión urgente en la ONU, cuyo secretario general, Ban Ki-moon, se mostró horrorizado.

La Liga Árabe, igualmente alineada con los golpistas egipcios, exigió a los investigadores de la ONU, que llegaron el sábado a Damasco, una investigación inmediata del lugar del ataque y la remisión a los tribunales de los autores de estos crímenes.

La UE exigió, asimismo, una «investigación inmediata y profunda» sobre estas acusaciones.

La misión de la ONU, que está hospedada a escasos diez kilómetros del lugar de los hechos, aseguró que negociaba con Damasco incluir este ataque en su investigación. El acuerdo entre el Gobierno de Al-Assad y la ONU limita la misión de los inspectores a Jan al-Assal (cerca de Alepo), Ataybe (alrededores de Damasco) y a Homs, en el centro del país. El primero de estos emplazamientos corresponde a una denuncia de uso de armas químicas presentada por el régimen de Damasco contra los rebeldes armados.

Rusia, que sabe de primera mano que Damasco tiene un arsenal de armas químicas (que el régimen ha admitido tener aunque ha asegurado que nunca lo emplearía contra la población), afirmó que el presunto ataque químico habría sido lanzado desde posiciones de la oposición y habló de un sabotaje planificado en plena visita de la misión ONU. D.L.

momento clave

La acusación coincide, de un lado, con la euforia del régimen por sus éxitos militares y el golpe en Egipto. Por otro, con la visita de una misión de la ONU y con los preparativos para una conferencia de paz en Ginebra.

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