Raimundo Fitero
Naranja
Lo cierto es que esa marea naranja desaparece de nuestras pantallas, de esas etapas pirenaicas de Le Tour, en donde las cunetas transmitían esa pasión ciclista de muchos aficionados vascos. Tras esta decisión, del primer sofocón, es muy probable que el equipo, es decir sus estructuras deportivas probablemente puedan resucitar en parte con otros colores y logos en sus maillots, pero parece más que aconsejable en este ambiente de recortes y magros presupuestos desvincularse de esta actividad cuya efectividad publicitaria está cuestionada.
Y solamente es necesario ver las circunstancias en la que TVE va a retransmitir este año la Vuelta, con muchas dudas, con Pedro Delgado debiendo buscarse un patrocinador personal, con despliegues técnicos que no se sabe si son de calidad o en la búsqueda de oportunidades han contratado a la baja, pero con problemas sobrevenidos, como fue que un helicóptero de los que llevan las cámaras aéreas que nos proporcionan esas panorámicas en ocasiones tan bellas, por una clara impericia, tirase al suelo a varios ciclistas en la retransmisión de la Vuelta Burgos, un clásico televisivo, que no se entiende mucho económicamente. No sucedieron muchas desgracias en el accidente, pero pudo ser bastante más grave. Como dice Delgado, va a intentar no molestar a los que están haciendo la siesta. Un bonito objetivo, además de muy fácil de conseguir la mayoría de días.