La Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt regresa a la Quincena Musical tras la buena acogida que obtuvo su última actuación en el festival, en 2011. En aquella ocasión interpretaron obras de Sibelius y Nielsen, y será precisamente este autor, el más célebre músico de Dinamarca, el gran protagonista de la nueva visita de la orquesta alemana, que abordará mañana su más célebre sinfonía: la número 4, conocida como «La inextinguible». Una gran obra que trata de la capacidad de la vida para sobreponerse a la adversidad. «Igual que la vida está en constante lucha, conflicto, procreación y destrucción, la música es vida, y como tal, inextinguible», escribió Nielsen en 1915, año en que finalizó «La inextinguible». Un homenaje a la voluntad de vivir que cobra especial significación con respecto a la temática de la Quincena Musical este verano, la destrucción y posterior reconstrucción de Donostia en 1813.

Para dirigir «La inextinguible» la Orquesta de la Radio de Frankfurt tendrá al frente a un director apasionado de la música de Nielsen y que lo ha defendido en infinidad de escenarios. «Hay muy pocos compositores del siglo XX que hayan sido grandes sinfonistas», opina el estonio Paavo Järvi. «Si dejamos a un lado a compositores alemanes de principios del siglo como Mahler, los grandes sinfonistas del siglo XX son Prokofiev, Shostakovich, Nielsen y Sibelius, en parte porque otros autores importantes de la época estaban alejándose de las formas tradicionales de la sinfonía. Y cuando te paras a analizar a los sinfonistas de pura cepa, descubres que Nielsen posee un lenguaje distinto y original. Escuchas tres compases y sabes que se trata de Nielsen, no se parece a nadie más, tiene un lenguaje específico y consistente, algo muy difícil de conseguir».

A pesar de ello, Nielsen es un autor muy poco conocido en los países mediterráneos, a diferencia de los nórdicos o Gran Bretaña, donde su presencia es contante en las salas de conciertos. ¿Simple cuestión de gustos? Järvi cree que no. «El problema con Nielsen no es tanto un problema de entendimiento, sino de haber estado expuesto a su música», defiende el director. «Muchos grandes directores en el pasado simplemente no dirigían estas músicas, de forma que nunca llegaron a convertirse en parte del gran repertorio. En mi opinión, no tiene nada que ver con la calidad ni la originalidad de la música, es simplemente el hecho de que es desconocida».

La gran cita con «La inextinguible» será durante el concierto de mañana e irá precedida de una obra muy popular, el «Concierto para violín» de Tchaikovsky, con Alina Pogotskina como solista, quien tan buena impresión dejó en su reciente paso por la temporada de la Orquesta de Euskadi tocando Berg. El concierto de esta tarde, por su parte, girará en torno a Mozart y Bruckner, con la «Sinfonía nº3», que este último dedicó a Wagner, como gran atractivo.