udate | Mikel INSAUSTI, Crítico cinematográfico
El cine cómico del joven Orson Welles
Benditos sean los abuelos con síndrome de Diógenes, los espigadores y todos cuantos rebuscan entre la basura, en los almacenes abandonados o en los sótanos del inframundo, porque de ellos será el reino de los cinéfilos.
Repito esta oración como un mantra sanador cada vez que alguien descubre algún trozo de celuloide perdido, y si ya son latas enteras la fiesta es doble. Pero ningún otro hallazgo me había hecho tanta ilusión como el de «Too Much Johnson», la ópera prima inédita del gran Orson Welles. Se puede considerar como tal, con permiso de «Ciudadano Kane», al tratarse de un mediometraje. La leyenda decía que la única copia existente se había quemado en un incendio que la casa de Orson Welles en Madrid sufrió el año 1970.
Ahora ha reaparecido, como si nada, en Italia, y ya la están restaurando en la George Eastman House para estrenarla el 16 de octubre próximo en Nueva York. Los coleccionistas ya se frotan las manos, puesto que es un tesoro que no puede faltar en las estanterías de ningún wellesiano, sea en el formato que sea.
La importancia de esta obra es vital, en cuanto que le permitió al joven Welles descubrir las posibilidades del montaje. La realizó dentro de sus actividades con el Mercury Theater, justo el mismo año de 1938 en que representó en la radio con la compañía «La guerra de los mundos». Es un homenaje al cine mudo de la Keystone de Mack Sennett, donde el propio cineasta aparece vestido como los policías de aquellas películas cómicas. Adapta a ese vertiginoso estilo de gags una pieza teatral escrita por el actor y dramaturgo William Gilette en 1894.