Un año más compartiremos mesa en una comida de hermandad en el pueblo de Laudio, en sus fiestas, por eso he decidido hacerte llegar algunas de mis reflexiones y sentimientos en torno a lo sucedido con la figura del pregonero mediante esta carta pública.

Pablo simboliza varias cosas en este pueblo y en este país. Tú, que le has conocido bien, a pesar de haber sido adversarios políticos, sabes cómo es. Esa es la principal razón por la que su pueblo pueda elegirle como pregonero: le han conocido como vecino y alcalde de todos y todas, también por supuesto de tantos laudioarras que no le daban su voto y a pesar de ello reconocían que era un buen alcalde. Sabes bien que quien le ha tratado personalmente le respeta y aprecia, al margen de ideologías, pero ahí está vuestra estrategia: deshumanizar y crimi- nalizar. Pintar como sanguinarios y amenazantes personajes a quien ha ejercido la política, el trabajo de barrio, el impulso a la cultura, a nuestra lengua, la defensa del trabajador y la humanidad a pie de calle como su arma más peligrosa.

Pero hay importantes razones para que el Gobierno español quiera impedir que personas como Pablo puedan ser elegidas como pregoneros, txupineros, o lo que su pueblo decida y que son las que realmente me gustaría reflejar sabiendo que me dirijo a un delegado del Gobierno español:

Pablo simboliza una realidad sangrante:

-Recuerda la cruzada de un tribunal de excepción como es la Audiencia Nacional, diseñado expresamente para criminalizar toda actividad que tenga visos de construcción nacional por muy legal y, por supuesto, legítimo que ello pueda ser.

-Recuerda el recorte y falta de libertades a la que está sometido nuestro pueblo, con una conculcación vergonzosa de derechos civiles y políticos que en su día se reconocerá cuando se pueda escribir ese tan reclamado relato de los hechos.

-Recuerda que ese tu estado puede cerrar medios de comunicación sin que se os caiga la cara de vergüenza; la libertad de expresión no es vuestro fuerte.

-Recuerda que se pueden hacer filigranas jurídicas (palabras de tu ministro de Interior) para alargar condenas, incumplir vuestras propias leyes, inventar doctrinas, retener presos gravemente enfermos o ancianos, diseñar políticas penitenciarias crueles y vengativas.

- Recuerda la lacra de la dispersión. Con 71 años muchos de sus familiares y amigos tienen su misma edad o más, por lo que no pueden realizar los 1.200 km. que suponen el viaje para visitarle. Dos de ellos han fallecido este mes de junio y llevaban mucho tiempo sin verle. Mi ama, gravemente enferma, lleva año y medio sin poder ir a verle y ya no le va a ser posible.

- Recuerda que no sirve de nada tener 3/4 de condena ya cumplidos: 6 años de una condena íntegra de 7 años y 8 meses.

-Recuerda que gente como Galindo (asesino y torturador con crueldad sin límites, según recoge la propia sentencia condenatoria, pero al servicio de cargos como el del delegado del Gobierno) cumplió escasos 18 meses de cárcel de los 72 años a que fue condenado.

Y nos muestra así la hipocresía absoluta de vuestra supuestas «justicia» y «democracia».

La mayoría de la gente de su pueblo conoce perfectamente esta realidad, sabe que existen macrosumarios infames y montajes de ese terrorismo judicial que tan impunemente campa a sus anchas y decide sobre nuestras vidas, nos juzga y nos criminaliza. Hace que puedas pasar 8 años en prisión por cual- quier motivo que en otro lugar del estado supone una multa administrativa; tú lo sabes bien.

Estas sí son razones de peso para intentar impedir que se elija a un vecino como pregonero. Estos sí son motivos para intentar evitar que salga a la luz la situación de Pablo y otros tantos Pablos (Patxo e Isidro Murga, también de Laudio, encausados en el mismo caso de «Egin», por ejemplo). Tantos presos de motivación política que han cumplido sus condenas, que son sometidos a cadenas perpetuas ilegalmente, cuyas familias llevan veintitantos años viajando cada semana hasta la otra punta de la península para poder visitarles 40 escasos minutos, que se dice pronto, pero hay que conocerlo y padecerlo. Somos familias indignas, al parecer.

También son indignos tantos ciudadanos vascos encarcelados de forma preventiva 3 y 4 años quedando posteriormente en libertad sin cargos. Todas esas personas a las que no sé cómo se les resarce, quién les pide perdón o les indemniza, no sé a qué oficina habrán de dirigirse. Tantos que han pasado por comisaría siendo brutalmente torturados. Hay tanto relato que escribir... ¡ya lo creo!

Es cierto que en este país, como en todos, cada uno vivimos nuestra propia realidad, totalmente diferente habiendo nacido en una u otra familia, pueblo o comunidad. Las experiencias te marcan y dirigen tus emociones y trayectorias. Es tan complicado empatizar con alguien que ha vivido justo lo contrario a lo tuyo, que siente que tú eres el responsable de su sufrimiento... Pero será necesario hablar de todo esto, ¿no?. Reconocer y entender el dolor del otro. Pero de todas y todos. Ya estamos tardando, estáis tardando. Demasiado. Demasiado odio y rencor. Vosotros, la gente de bien, que manejáis la justicia y los oscuros hilos del poder, los autodenominados demócratas, tolerantes y gente de ética intacha- ble, estáis manteniendo esta situación.

Pero a pesar de ello, te estoy muy agradecida por tu torpeza. Has dado a Pablo la oportunidad de que se conozca un poco mejor cuál es su situación. Cuál su delito y cuál su castigo. Incomprensible, injusto, indignante bajo el punto de vista de la mayoría e increíble todo ello. Lo digo con conocimiento de causa, con la certeza que te da hablar con gente muy diversa, de todo el arco político variado de este país. Pues como puedes imaginar, para mí es un motivo de conversación muy frecuente, a diario docenas de veces nos preguntan por él: ¿cuándo sale?; ¿no ha cumplido ya las 3/4 partes de la condena?; ¿y la edad? ¿dónde está?; ¿cuántas visitas podéis hacerle?; ¿cómo está su salud?; ¿cómo lleva lo de ama?; ¿en qué quedaron los recursos?; ¿qué piensa Europa de todo esto?; ¿qué piensan hacer los partidos políticos?; ¿por qué esto no avanza?; ¿cómo que no notan movimientos ni cambios en las cárceles?; pero si tal partido o cual político dicen ya esto o lo otro; pero si no son delitos de tal o cual tipo... Tú sabes bien qué impotencia siente tanta gente que conoce personalmente la trayectoria de Pablo y no se lo puede explicar, y qué pocas respuestas tenemos nosotros, su familia, para todas estas preguntas. Sólo cabe pensar en algunas relacionadascon lo peor de la especie humana: crueldad, venganza, abuso de poder.

Te doy las gracias porque has conseguido que un pregón que iba a quedar en eso, en un escrito en tono alegre y festivo, recordando anécdotas y dirigiéndose con respeto y cariño a todas las personas que participen de las fiestas de Laudio, sin intención de herir ni ofender la dignidad de nadie en absoluto, muchísimo menos de ninguna víctima de un conflicto durísimo del cual nos ha tocado también una buena parte, se haya convertido en un auténtico aluvión de críticas hacia tu persona. O, más bien, hacia la figura que tú representas: un delegado de un Gobierno que, por cierto, no ha sido el votado o elegido, ni en Laudio ni en Euskal Herria. Que ajeno a la realidad de este pueblo y país prohíbe y recorta derechos a diestro y siniestro. Nos recuerda a otros tiempos, la verdad.

Gracias por haber convertido en reivindicación, no política, sino social, popular, humana, de sentido común, de sentimiento mayoritario: basta de injerencias y de injusticias, respeto para todos, convivencia con las dificultades que ello supone en este país.

¡Felices y participativas fiestas!. Que es lo que aita nos hubiera deseado en su pregón. Él las celebrará a su manera, en Herrera de la Mancha, nosotros en Laudio... Todos y todas disfrutaremos como podamos, que es lo importante. Que el próximo año todo sea mejor, y como dice aita... ¡mañana, sol!