Dos explosiones casi simultáneas contra dos mezquitas de confesión suní en la ciudad de Trípoli dejaron un saldo provisional de 42 muertos y más de 400 heridos, en el atentado más sangriento en Líbano desde la guerra civil que asoló al país (1975-1990).

Los coches-bomba explotaron a la salida del rezo ante la mezquita Taqwa, en el centro de la ciudad, y donde había pronunciado un sermón el clérigo salafista Salem al-Rafi, detractor del presidente sirio, Bashar al-Assad. Minutos después de produjo una segunda explosión cerca de la mezquita Salam. No lejos de allí está la residencia del primer ministro en funciones, Najib Mikati, lo que alimentó al principio la confusión.

Encolerizadas, cientos de personas salieron a la calle en esta ciudad predominantemente suní y gritaron consignas contra al-Assad y contra Hizbullah.

La organización chií libanesa, que sufrió hace una semana un atentado con 27 muertos en uno de sus feudos en Beirut, se apresuró a condenar la masacre,y denunció «un plan criminal que busca sembrar las semillas del conflicto entre los libaneses y arrastrarles a la lucha bajo la pancarta de las confesiones y el sectarismo». La implicación militar directa de Hizbullah al lado de Damasco en la guerra siria ha alimentado la tensión con la oposición suní libanesa, que apoya abiertamente a los rebeldes armados sirios, con logística, armas y hombres.

Conflicto confesional

Dos días antes de este nuevo atentado, el Ejército libanés aseguró que persigue a una célula que prepararía coches-bomba como el que explotó en el barrio beirutí el 15 de agosto.

El jefe del Ejército libanés, Jean Kahwaji, aseguró ayer que la célula en busca y captura «no tiene como objetivo una región o una comunidad particular sino que busca provocar disensiones confesionales al atacar objetivos diferentes desde el punto de vista confesional y político».

Líder de la oposición suní libanesa, el exprimer ministro y rival de Hizbullah Saad Hariri coincidió en que «los autores de estos atentados no quieren que los libaneses vivan en paz un solo minuto».

Este atentado doble coincide con un repunte de la tensión con Israel, cuyo Ejército lanzó de madrugada un ataque aéreo contra el sur de Líbano en represalia por el lanzamiento de cuatro cohetes la víspera a suelo bajo control del Estado israelí. El lanzamiento fue reivindicado por un grupo de la nebulosa de la red Al Qaeda.