Raimundo Fitero
El guión
Hay crisis de guionistas. Lo de Siria es tan parecido a lo de Irak, que a cualquier becario de cadena de televisión le daría vergüenza plantear un guión tan previsible y cargado de obviedades ya repetidas en otras intervenciones. La escalada de acontecimientos es de manual, y hasta el supuesto tiroteo a los supuestos inspectores de la supuesta ONU es algo viejo, muy visto. En el guión básico, que se puede uno descargar de cualquier web para hacerse guionista de cine en tres sesiones, le dice que ahora toca asegurar que hay armas químicas en Siria y las ha utilizado el Gobierno sirio.
Por lo tanto habrá intervención militar, que está preparándose desde hace semanas, y se van acumulando mentiras y mentiras para que Obama deba entregar ese oneroso premio Nobel de la paz que es uno de los actos más corrosivos para la credibilidad de esos premios. El comandante en jefe, sea de la etnia que sea, es el que manda en el ejército imperial y cumple las órdenes de los fabricantes de armas, químicas o físicas. Y la zona interesa mucho porque hay petróleo y está en un lugar geoestratégico de gran importancia. Lo demás es entretenimiento.
No obstante, la escuela de guionistas de la tradicional fábrica española de mentiras tiene una crisis de crecimiento. Hay tantas tramas abiertas en los diversos culebrones políticos que deben esforzarse para que no se crucen los personajes de uno a otro. Lo único que tiene algo de verosimilitud en el género judicial es lo que sucede en «De buena ley», ese espectáculo de patio de vecindad que emite Tele 5, donde al menos los jueces dictan acuerdos entre las partes llenos de sentido común. El resto de los temas judiciales parecen más una gala de MTV, con mucho exhibicionismo, y bordeando siempre lo escatológico y el buen gusto democrático. Lo último es la resolución urgente tomada en la AN con un alto cargo del banco J.P. Morgan, al que le acusan de causar unas pérdidas de seis mil millones de dólares, pero no quiere ser extraditado a los USA y el juez Pedraz, ¿me entiendes?, lo deja libre en unas horas. ¿Será por su apellido Martín-Artajo, uno de los ministros de Franco más señalados? O por necesidades del guión.