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«Somos una banda de enfermos crónicos»
Voces, guitarra y bajo de Duncan Dhu
Erentxun (ex Aristogatos) y Vasallo (ex Los Dalton) formaron en 1984 -junto con Juan Ramón Viles (ex Los Dalton)- la banda Duncan Dhu. Ahora, tras doce años con carreras en solitario y recién recuperados de sendos «sustos», afrontan sus achaques con buen humor y mucha energía, y vuelven a unirse con un nuevo disco y gira.
Texto: Ane ARRUTI Fotografías: Iñigo URIZ / ARGAZKI PRESS
Nacieron en paralelo a toda la expansión del RRV de los ochenta, lo que contrastaba con el rockabilly y el pop-rock que ofrecía su primer trabajo, «Por tierras escocesas» (1985), que incluía seis canciones. Hasta 2001 -con una ruptura a principios de los noventa-, la banda vendió más de 3 millones de sus diez discos. Perduran en la memoria éxitos como «Cien gaviotas», «Esos ojos negros», «En algún lugar» o «Una calle de París». Vasallo y Erentxun continuaron cada uno con sus proyectos en solitario y ahora, doce años después, vuelven a juntarse tanto en el estudio como de gira en los escenarios.
El box set que desde ayer está a la venta incluye dos discos con los éxitos (1985-1990 y 1991-2001), un dvd con el último concierto grabado en Barcelona en 1999, un libreto de 52 páginas y un mini-elepé titulado «El duelo», en el que se incluyen seis canciones nuevas. Este disco lo han grabado junto a Joseba Irazoki (banjo, guitarras), Mikel Azpiroz (hammond) y Félix Buff (batería), a quien en los directos de la gira le sustituye Karlos Aranzegi.
La primera prueba de fuego la tendrán el 7 de octubre en el Auditorio Nacional de México, con un aforo de 10.000 personas. Tras varias citas por el continente americano todavía sin confirmar, el 1 de noviembre comenzarán su gira por auditorios más pequeños en el Baluarte de Iruñea. La segunda y única cita más en Euskal Herria tendrá lugar el 16 del mismo mes en el Kursaal de Donostia.
Ayer, junto con todos sus amigos y conocidos -entre ellos el ex Duncan Dhu Juan Ramón Viles, actualmente concejal del PNV en Donostia, y quien se animó con las baquetas con «Casablanca»-, celebraron el inicio de esta gira en el palacio Miramar. Después hicieron un hueco para hablar con GARA.
¿Qué sensaciones tienen al volver a juntarse en Donostia?
Mikel Erentxun: Volvernos a juntar ya está siendo una experiencia muy bonita. Hoy era como el final de todo, ha sido un año largo para preparar todo esto y hoy (por ayer) es el día en el que sale por fin el disco a la calle. Y lo hemos querido celebrar aquí, en nuestra casa, con nuestra gente. A partir de ahora empieza todo: defender el disco, subirnos a un escenario, dar conciertos, que es algo que no hemos hecho en los últimos 14-15 años... Tratar de hacerlo bien y tratar de disfrutarlo.
¿Cómo ha sido volver al repertorio, revisar todas esas canciones...?
Diego Vasallo: Lo está siendo todavía. Los ensayos generales para la gira los comenzamos en setiembre. Estamos en ello, adaptando las canciones más antiguas al sonido de ahora y a la banda que llevamos. Bueno, tendrá su trabajo, pero sin mayor problema. Probablemente sonará mejor. La banda es muy sólida, nosotros tenemos más experiencia... y creo que va a ser un buen set list.
M.E.: Estamos escuchando las canciones, haciendo las primeras lecturas. Hay canciones que han envejecido muy bien y que apenas necesitan ser retocadas y canciones que han envejecido mucho peor.
Diego, usted no ha tocado el bajo durante muchos años. ¿Cómo ha sido el reencuentro?
D.V.: Duro... En ello estoy todavía. La verdad es que llevaba unos doce años sin tocar el bajo. Es como todo, hacer deporte, andar en bici... Tienes que ir entrenando poco a poco. He estado este verano metiendo horas y hay cosas que no se olvidan. Lo que se olvidan son las canciones, eso te lo tienes que volver a mirar. Pero bien, para setiembre estaré en plena forma.
La salud también les ha jugado una mala pasada a los dos.
M.E.: Sí, somos una banda de enfermos crónicos. Yo tengo mal el corazón y Diego el hígado.
D.V.: Somos un grupo ya con ciertos achaques... Pero estamos bien, como para salir a tocar en condiciones.
El nuevo mini elepé se titula «El duelo». ¿En sentido de lucha o de luto?
M.E. Va más por la lucha. Es el título de una canción y habla en un sentido más metafórico de una lucha, de un combate con el tiempo, en el sentido clásico de la palabra. De hecho, por ahí van los tiros de la canción y del disco. No había pensado nunca en esa acepción de luto. Pero bueno, no van por ahí los tiros, aunque vayamos siempre vestidos de negro.
¿Qué sonidos van a dominar en «El duelo», se acercará más al rockabilly de los inicios o se inclinará hacia el pop de los últimos años?
M.E.: Las canciones tiran hacia los orígenes de Duncan Dhu, que a su vez tiraban hacia los años 50. Sonidos y tempos cercanos al rockabilly, al folk, tempos acelerados en definitiva, con instrumentación bastante acústica, clásica. Eso es el disco nuevo. El repertorio total de los conciertos oscilará más entre eso y el rock´n roll más clásico.
Son seis canciones nuevas. ¿No ha habido tiempo para más?
M.E.: La verdad es que la aventura empezó porque nos pidieron una canción nueva para el repertorio. Les gusta a las compañías que haya una canción nueva. Nos juntamos para ver si de verdad todavía podíamos escribir una canción juntos. Vimos que sí, hicimos una, luego dos, luego fueron cuatro... y fue cuando dijimos: «Sacamos un EP». Estaba cerrada la historia, pero se cruzó por la mitad mi percance con el corazón. Todo se atrasó y nos vimos con más tiempo, escribimos dos canciones más y convertimos el EP en mini-elepé. Nos parece un formato interesante. Lo bueno de un mini-elepé es que todas las canciones son importantes.
La banda ha tenido muchos alti-bajos. Lo dejaron, volvieron, lo volvieron a dejar... ¿Con qué época se identifican más?
D.V.: La primera época, sobre todo los tres primeros discos, fue muy especial, muy mágica. Es cuando empiezas, tienes muchas ganas, ilusión, tienes la frescura... empezamos muy jóvenes, con 18 años. Yo destacaría esa. Luego ha habido alguna interesante, quizás la última, justo un poco antes de separarnos en 2001. Hicimos una gira en el 99 que creo que tenía su interés. Simplificamos sobre todo en directo lo que era la puesta en escena y la banda, e hicimos una gira de un rock más esquemático quizás. Esa época, y la del último disco «Crepúsculo» también me parece interesante.
Han reconocido que el componente económico ha sido clave para el regreso.
M.E.: Fue el detonante, la verdad.
¿Estamos muy mal?
D.V.: Estamos fatal... (risas).
M.E.: Ahora mismo qué vamos a contarte. La crisis afecta a todos, sabemos que de forma distinta, pero a todos. No hay quien se salve. Y la industria musical hace aguas. De hecho, tal y como lo hemos vivido, nunca se volverá a vivir. Habrá que readaptarse, pero ahora mismo, en esta época de transición, se suma la crisis económica a la musical, que ya venía de antes. Y ahora mismo, por lo menos dentro de la música, es terrible la situación. Sobre todo para la gente que empieza. Efectivamente, hay un componente económico en todo esto.
A pesar de la situación, les han salido más conciertos que los que esperaban.
M.E.: Bastantes más. De hecho, la idea original era hacer cinco o seis, y vamos a andar más cerca de veinte. No nos podemos quejar. Di que vamos a sitios más pequeños que los que íbamos antes. Vamos a auditorios de entre 1.200, 1.500, 2.000... Ese es el recinto que buscamos. Creo que para lo que hacemos ahora son sitios perfectos. Buena acústica, la gente está sentada, son cubiertos porque va a ser en invierno... Y estamos con muchas ganas porque la última gira fue en el 99. Son aforos un poco más grandes que en esa última gira, porque hacíamos teatros.
En México, sin embargo, empiezan a lo grande.
M.E.: Sí, vamos al Auditorio Nacional y creo que entran unas 10.000 personas. Es muy grande y asusta un poco. Pero, por lo que se ve, las entradas van muy bien. Y a ver qué pasa.