Raimundo Fitero
Barriendo
Se me acumulan nombres propios. Chelsea (antes Bradley) Manning, la soldado americana que ha sido condenada por verter informaciones comprometidas que fueron las que hicieron mundialmente famoso al portal Wikileaks y a Julian Assange, su director y máximo responsable, un proscrito. Pues bien, una vez sentenciada a 35 años de condena, ha aparecido con su auténtica personalidad de mujer y la debemos llamar desde ahora Chelsea, ya que ha iniciado el tratamiento hormonal para la reasignación de sexo. Mantuvo oculta su verdadera entidad durante el proceso judicial para no interferir mediáticamente con esta circunstancia personal. Siguen los problemas, los tabúes. Todo encadenado, junto a la visualización de la homofobia en Rusia y otros lugares, nos deja con el disco duro abierto hasta el amanecer.
Ha muerto Manuel Martín Ferrand, un periodista multidisciplinar, una voz grave, potente que nos acompañó durante la transición, una pluma periodística afilada, bien argumentada, con un currículum espectacular ya que fue impulsor de formatos televisivos, de canales de radio, con algunos programas televisivos de recuerdo y uno de los fundadores de la primera etapa de Antena 3 TV, hace ya unas décadas, pero que junto a Telecinco rompieron el monopolio de la televisión comercial de titularidad pública y se emprendió una carrera desde lo privado hasta llegar al actual desmadre. Perteneciente a una generación de periodistas de fuste que contribuyeron a abrir puertas y ventanas periodísticas en esa fallida transición política que ahora nos ahoga. Buen tertuliano, buen conductor de programas, no excesivamente bien tratado por las cámaras, muy sólido en sus convicciones.