Adiós a Ignacio Eizagirre, un portero legendario
Joseba ITURRIA
Anoeta guardó un minuto de silencio y los jugadores blanquiazules llevaron brazaletes negros por el fallecimiento ayer a los 92 años de Ignacio Eizagirre, uno de los porteros legendarios de la historia de la Real. Hijo de Agustín, primer gran guardameta blanquiazul, nació en Donostia el 7 de noviembre de 1920. Comenzó a jugar en la playa con el Arenas de La Concha y fichó por la Real en 1935 procedente del Lagun Artea, aunque la Guerra Civil le impidió jugar en Liga con el equipo blanquiazul hasta la temporada 39-40 y en Segunda.
Tras un conflicto con la directiva realista, recaló en el Valencia, donde jugó desde la temporada 41-42 hasta la 49-50 y fue clave en sus mayores éxitos, con tres títulos de Liga y uno de Copa. Acabó dos campeonatos como portero menos goleado. Volvió a la Real en la temporada 50-51, después de participar con la selección española -con la que jugó 18 partidos- en el Mundial de Brasil de 1950. En su vuelta a Donostia disputó la final de Copa de 1951, perdida ante el Barcelona. Jugó en la Real hasta que en la temporada 56-57 fichó por Osasuna para terminar en Iruñea su carrera como jugador y comenzar la de entrenador. Mientras ejercía de técnico tuvo que volver a jugar de portero por última vez en enero de 1960, con 39 años, en Valladolid. También entrenó en Granada, Córdoba, Celta, Burgos (a los que asciende a Primera), Murcia, Tenerife y Alavés.