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CRíTICA: «Kick-Ass 2»

El cómic de acción violenta en su registro más paródico

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Mikel INSAUSTI

La creación del inglés Matthew Vaughn ha resultado polémica desde el principio, por lo que tiene de transgresora. En «Kick-Ass 2» ya no dirige, pero sigue ejerciendo de productor para mantener el nivel de incorrección política que la serie requiere. El presupuesto medio tirando a bajo, sin llegar a los 30 millones de dólares, permite una cierta libertad e independencia a la hora de no depender de la calificación por edades que tanto preocupa a los grandes estudios. En la primera entrega el rostro conocido al que recuerrieron promocionalmente fue el de Nicolas Cage, un actor que acepta cuanto le proponen por sus problemas financieros. Y en la segunda le sustituye en ese apartado un Jim Carrey, que, paradójicamente, resulta irreconocible.

Si en la película no se puede identificar a Jim Carrey en su transformación como Colonel Stars & Stripes, tampoco se le pudo ver en las ruedas de prensa junto al resto del equipo. No estaba obligado por contrato, al haber renunciado a su sueldo habitual, hasta el punto de que las prótesis faciales que le desfiguran las puso de su bolsillo. Su negativa a apoyar el lanzamiento de «Kick-Ass 2» la justificó en un comunicado, donde expresaba el rechazo a las escenas violentas en las que participa, tal como han quedado en el montaje final. Considera que no son un buena influencia para el público adolescente, tras sucesos reales como la matanza estudiantil de Connecticut. Hay que tener en cuenta que el actor cómico ya es abuelo.

Y, en efecto, el potencial provocador de «Kick-Ass 2» se basa en su tratamiento como comedida de instituto, y en el hecho de que la actriz Chloë Grace Moretz sigue siendo menor de edad. En la secuela no solo «patea culos» bajo el disfraz de Hit-Girl, sino que también lo hace a cara descubierta. Ella es la superheroína más precoz de la historia, en contraste con el propio Kick-Ass, un superhéroe desastrosamente paródico al que la chica roba todo el protagonismo.

Pero, cuidado, en «Kick-Ass 2» prima el sentido de la caricatura colectiva, en la medida en que nuevos superhéroes aficionados y villanos se van sumando a la batalla campal con alias malsonantes como Motherfucker o Night Bitch.

 

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