Putin desafía a un Obama que trata de romper su aislamiento
Aunque el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, logró el apoyo de once países del G20 a una «fuerte respuesta internacional» contra Siria, no ha conseguido aún el apoyo explícito al ataque al país árabe ni una mayoría que lo avale en el Congreso de EEUU. En esta situación, presidente ruso, Vladimir Putin, desafió a Obama con un nítido apoyo al régimen sirio en caso de que sea agredido.
GARA | SAN PETERSBURGO
Con una clara declaración de su intención de ayudar a Siria en caso de que sufra un ataque por parte de Estados Unidos o sus aliados, Rusia ha desafiado al presidente estadounidense, Barack Obama, que se enfrenta a un panorama cada vez más difícil, tanto por la posibilidad de involucrar a su país en un nuevo conflicto, como por los problemas políticos internos que le están creando sus planes bélicos y por la dificultad de conseguir apoyos de otros países a la intervención.
«¿Vamos a ayudar a Siria? Sí», afirmó el presidente ruso, Vladimir Putin, en respuesta a una pregunta sobre qué hará Moscú en caso de una intervención militar exterior en Siria, en la rueda de prensa final de la cumbre del G20 en San Petersbugo.
Putin agregó que «ya estamos ayudando. Suministramos armas y cooperamos en el terreno económico. Confío en que habrá más cooperación en el ámbito humanitario incluido los suministros de ayuda a la población civil que está en una situación muy difícil».
Ayer una fuente militar citada por la agencia Interfax indicó que otro barco de guerra ruso -el cuarto- se dirige hacia las costas sirias tras embarcar una «carga especial» en Novorossisk (mar Negro).
Putin subrayó que el uso de la fuerza contra un país soberano solo es posible en defensa propia y con la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU. De lo contrario, quienes lo hacen «se sitúan al margen de la ley», advirtió. Además, el Ministerio ruso de Exteriores avisó a Washington sobre los peligros de bombardear el arsenal químico sirio.
Aunque finalmente Putin y Obama se reunieron en San Petersburgo, mantuvieron sus divergencias sobre el conflicto en Siria. «Nos quedamos cada uno con su propia opinión. Pero hay diálogo», afirmó Putin. Pese a que habló de clima cordial, la Casa Blanca dio por rotas las negociaciones con Moscú sobre la guerra siria porque Rusia «no tiene nada que aportar al debate», según el consejero adjunto de seguridad nacional, Ben Rhodes. «No esperamos obtener una cooperación de los rusos sobre la cuestión de las armas químicas», añadió. Putin aseguró que los planes de Estados Unidos de lanzar un ataque a Siria solo cuentan con el respaldo de cinco países del G20, y enumeró a Francia, Canadá, Turquía, Arabia Saudí y Gran Bretaña, aunque recordó que el Parlamento de este último país «atendiendo a la voluntad del pueblo» manifestó su rechazo a la acción militar contra el país árabe. Asimismo, aseguró que Rusia, China, India, Indonesia Argentina, Brasil, Sudáfrica e Italia se posicionaron categóricamente en contra de la guerra.
Además, la canciller alemana, Angela Merkel, «también actúa con mucha cautela. Alemania no tiene intención de participar en ninguna acción militar», aseguró. Putin resaltó que incluso en los países que apoyan la acción militar contra Damasco la opinión pública está mayoritariamente en contra.
Once apoyos
La Casa Blanca respondió difundiendo una lista de once países que reclaman tras el uso de armas químicas en Siria, una «fuerte respuesta internacional a esta grave violación de las normas y la conciencia mundial, que envíe un claro mensaje para que este tipo de atrocidad no vuelva a repetirse».
Estos once gobiernos -Australia, Canadá, Estado francés, Italia, Japón, Corea del Sur, Arabia Saudí, Estado español, Turquía, Gran Bretaña y el propio Estados Unidos- apoyan una «contundente resolución» del Consejo de Seguridad de la ONU, aunque reconocen su bloqueo y añaden que «el mundo no puede esperar a fracasados procesos sin fin que solo pueden llevar a un mayor sufrimiento para Siria y la inestabilidad regional».
No obstante Obama no ha logrado el apoyo explícito a la intervención que buscaba en la cumbre, e incluso ha provocado la reacción de la ONU y del Vaticano en favor de una salida política al conflicto sirio.
Ayer, el enviado especial conjunto de Naciones Unidas y la Liga Arabe, Lakhdar Brahimi, reiteró que ningún país tiene derecho a «tomarse la justicia por su mano» y ejecutar un ataque contra Siria sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. En este contexto, el presidente estadounidense anunció que continuará en los próximos días buscando apoyos de sus socios extranjeros para una ataque contra Siria.
El aliado más seguro de Washington, Gran Bretaña, se encuentra limitado por el rechazo de su Parlamento a una acción militar, aunque el primer ministro, David Cameron, no quiso dejar solo a Obama en el G20 señalando que «no se puede excluir acciones si no se logra» una resolución de la ONU y aseguró que el líder estadounidense «tiene muy claro lo que va a hacer».
Pero Obama reconoció que muchos de sus socios consideran inaceptable lanzar un ataque sin el aval del Consejo de Seguridad a pesar de coincidir en señalar como responsable del ataque químico en los alrededores de Damasco el 21 de agosto al régimen de Bashar al Assad. Tampoco lo tiene fácil en casa. El presidente de EEUU anunció que el próximo martes se dirigirá a los estadounidenses -recelosos tras las experiencias de Afganistán e Irak- para hablar sobre este asunto. El propio Obama admitió desde San Petersburgo la dificultad de convencer a «un país que está en guerra desde hace diez años».
Problemas en el Congreso
Además, el viceconsejero de seguridad nacional, Tony Blinken aseguró ayer que Obama no pretende autorizar un ataque militar contra Siria si el Congreso no da su visto bueno al mismo,lo cual está lejos de tener asegurado. Según la web «Politico», que basa su información en fuentes republicanas y demócratas en la Cámara de Representantes, si se celebrase ahora una votación en la Cámara Baja el presidente sufriría un duro revés.
Responsables de la Administración Obama han contactado directamente con un tercio de los miembros del Congreso en las dos últimas semanas {al menos 60 senadores y 125 representantes- y, según la Casa Blanca, esos contactos van a seguir en los próximos días. Entre las filas republicanas el senador John McCain, excandidato a la presidencia y que ha fustigado a Obama se ha convertido en un aliado sorpresa ante la división de este partido entre «aislacionistas e intevencionistas».
Según asesores de los líderes republicanos, menos de un tercio de los representantes republicanos en la Cámara Baja votaría por la intervención, con lo que Obama necesitaría que la vasta mayoría de los 200 demócratas de la Cámara vote a favor de su propuesta, pero estos reconocen solo cuentan con entre 115 y 130 votos favorables.
Un vídeo publicado por el diario «The New York Times», vino a aumentar los problemas para que la Casa Blanca convenza a electos y ciudadanos. En el vídeo, rodado en la primavera de 2012, se ve la ejecución de siete soldados sirios capturados por los rebeldes, maniatados y con la cabeza mirando al suelo mientras un líder rebelde recita unos versos.
EEUU afirma haber interceptado una orden de Irán a milicianos en Irak para que ataquen la embajada y otros objetivos estadounidenses, si se hay una intervención militar en Siria, según «Wall Street Journal»
El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó la extradición del ex trabajador de la NSA, Edward Snowden, ahora asilado en Rusia, es imposible y que no discutió este tema durante su encuentro con Barack Obama.
Las autoridades turcas rechazaron confirmar la entrada en el país del exministro de Defensa sirio Alí Habib tras su presunta deserción, tal y como aseguraron varios altos cargos opositores, que le atribuyen un posible papel en Siria, impulsado por EEUU y Rusia si Al Assad es derrocado, según el diario turco «Hurriyet».
El cirujano sirio de Médicos Sin Fronteras (MSF), secuestrado el lunes en la provincia de Alepo, y cuyo cuerpo fue hallado el martes, murió a manos del Estado Islámico de Irak y Levante, grupo ligado a Al Qaeda, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El Gobierno de Estados Unidos ordenó la salida de el Líbano y de su consulado en Adana (en el sureste de Turquía) de su personal diplomático no esencial y emitió advertencias sobre los viajes de ciudadanos estadounidenses a territorio turco.
Tras la cumbre del G20, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reunió con defensores de derechos humanos, la libertad de prensa, el medio ambiente y militantes de los derechos de los gays en Rusia, en un gesto simbólico de apoyo y que suele molestar al Kremlin, frente a la promulgación de una ley que persigue la «propaganda homosexual».
El presidente francés, François Hollande, uno de los principales promotores de atacar a Siria, defendió en la cumbre del G20 la formación de una «coalición amplia» entre los países que están de acuerdo con la intervención. Hollande aseguró que si el Consejo de Seguridad de la ONU no es capaz de llegar a un acuerdo «debería formarse una amplia coalición y está siendo formada entre todos estos países que no aceptan que un país, un régimen, debería usar armas químicas». Aunque convencido de la intervención, añadió que Francia esperará a conocer las conclusiones de los expertos de la ONU, que han inspeccionado sobre el terreno el lugar del ataque y tienen que realizar un informe al respecto. «Deberíamos esperar el informe de los inspectores igual que esperamos al Congreso (estadounidense)», dijo. Hollande parece seguro de las conclusiones al adelantar que los eventuales bombardeos irían contra objetivos militares. «Haremos todo lo posible para que Francia solo bombardee objetivos militares que evitan víctimas civiles», afirmó. El ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius , esperaba arrastrar al resto de socios de la UE a esta postura y al menos «como mínimo» que reconocieran la responsabilidad del Gobierno de Damasco en el uso de armas químicas. Los países europeos no se opusieron en el G20 a los planes de EEUU para actuar sin el aval del Consejo de Seguridad, pero quieren que el asunto se debata antes en Naciones Unidas sobre la base del informe de los inspectores de la ONU, tal y como exigieron varios ministros. Entre ellos el alemán Guido Westervelle, que pidió que la ONU acelere los tabajos. GARA