El líder de la coalición conservadora de Australia, Tony Abbott, afirmó tras conocer su victoria en las elecciones generales celebradas ayer que formará «en una semana» un Gobierno «competente y digno».

Según los datos de la Comisión Electoral Australiana, con el 87,38% escrutado, los conservadores obtuvieron 89 escaños de los 150 de la Cámara Baja, cifra que supera los 76 asientos necesarios para formar Gobierno en solitario, mientras la formación laborista se quedó con 56 legisladores.

Estos resultados ponen fin a seis años de gobierno del Partido Laborista, un periodo marcado por una economía próspera pero también por las luchas internas. Rudd fue primer ministro entre 2007 y 2010, antes de ser apartado por su propio partido y reemplazado por Julia Gillard. Pero Gillard fue a su vez apartada por sus aliados en junio pasado a causa de sus malos resultados en los sondeos y fue sustituida por Rudd.

Para el exprimer ministro laborista Bob Hawke, quien ganó cuatro elecciones sucesivas en los años 80 y 90, «las manipulaciones personales y la búsqueda de intereses dominaron más de lo que hubieran debido».

«De verdad creo que esta elección la perdió el gobierno más de lo que la ganó la oposición», añadió, en declaraciones a la cadena de televisión Sky.

«Lo que definitivamente queda claro es que la desunión es la muerte y aún no somos lo suficientemente disciplinados», lamentó la ministra laborista de Salud, Tanya Plibersek.

Tras conocer su derrota, Rudd aseguró que no aspirará a liderar el grupo parlamentario del Partido Laborista porque «el pueblo australiano merece un nuevo comienzo». Poco antes, el legislador y ministro Jason Clare instó a «un cambio generacional» en el liderazgo de la formación política.

Los medios australianos barajaban ya varios nombres como posibles sucesores de Rudd.

Pero pese a su rivalidad, no existen grandes diferencias entre las propuestas de los liberales y los laboristas. Ambos partidos coinciden en sus políticas sobre salud y educación. Rudd y Abbott son además igual de intransigentes con los inmigrantes que llegan diariamente a las playas australianas a bordo de embarcaciones improvisadas.

En julio, el Gobierno de Rudd anunció el cierre de sus fronteras a los inmigrantes, que desde entonces son expulsados a Papúa Nueva-Guinea.

La economía era la principal baza de la campaña del primer ministro en funciones porque Australia es el único gran país occidental que escapó a la recesión en 2008 gracias a sus materias primas y a la demanda de economías emergentes como India y China, pero en los últimos meses, el freno de la actividad china, principal socio comercial del país, y la caída de los precios de las materias primas han mermado el crecimiento. Además, se enfrenta al fin del boom de la minería.