la jornada,Editorial 2013/9/4
Siria: los motivos de Obama
(...) Ante la determinación de Washington de emprender una nueva aventura bélica en Siria por la vía unilateral -sin esperar los resultados de las investigaciones realizadas por la ONU y pasando por alto el veto del Consejo de Seguridad del organismo multinacional-, el llamado a la sensatez formulado por Ban [Ki-moon] es un factor de contención deseable y saludable que debiera ser secundado por otros actores internacionales (...).
En la lógica de Obama la intervención militar en Siria resulta justificable si se hace en forma «limitada» y mediante un «ataque quirúrgico» que emplee aviones no tripulados y misiles teledirigidos: tales afirmaciones pasan por alto que dichos artefactos tienen un poder mortífero semejante o mayor al que tendría una incursión militar tradicional en territorio sirio y que el resultado no sería, por tanto, distinto del que se produjo en otras guerras «humanitarias»: muerte de civiles a escala masiva, multiplicación de la violencia en el país ocupado y mayor inseguridad planetaria, violaciones a derechos humanos y restricciones a las libertades. (...)
Otro elemento que subraya la improcedencia de semejante agresión es que, si bien todos los elementos de juicio disponibles indican que el pasado 21 de agosto tuvo lugar un ataque con gases tóxicos en las afueras de Damasco, no existen pruebas de que tal hecho, sin duda condenable y criminal, haya sido de la autoría del gobierno de Bashar Assad. Es innegable, en cambio, que el régimen no ha cometido hasta ahora agresión bélica alguna contra Estados Unidos, como sí lo han hecho los grupos integristas islámicos -y en forma particular, la organización Al Qaeda- que hoy por hoy combaten en el bando de los rebeldes opositores a Damasco. (...)
En suma, el plan de la administración Obama para atacar Siria resulta tan improcedente y desatinado que obliga a cuestionarse si la incongruencia es sólo aparente y si tal decisión está siendo influida por intereses privados y facciosos -la industria armamentista estadunidense y los halcones de Washington, que promueven sus intereses- que han resultado los beneficiarios proverbiales de intervenciones como la que Washington intenta iniciar en la nación árabe.