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NUEVA NOVELA HISTÓRICA DE PELLO GUERRA | Pello Guerra, Escritor

«A mediados del siglo XVI pudo cambiar el destino de Navarra»

Año 1559. Pau, capital de la Navarra que permanece independiente. La reina Juana de Albret encomienda al capitán Juan de Jaso recuperar el Libro de Armería del reino, sustraído por un alto funcionario de la Administración española que ocupa la Alta Navarra. Así comienza la trama de la nueva novela del escritor y periodista de esta casa Pello Guerra. Acción, intriga y movimientos políticos y diplomáticos dan cuerpo al relato de una resistencia que pudo cambiar la historia. El libro se podrá adquirir el próximo fin de semana con GARA.

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P. I. |

«El libro de la Navarra perdida» nos traslada de nuevo al siglo XVI, que usted ya visitó con su exitosa «Réquiem por Navarra» sobre la pérdida de la independencia del reino. En esta ocasión, el argumento transcurre cinco décadas después de la invasión. ¿En qué contexto histórico y político se sitúa el relato?

Es un momento clave para la historia europea y navarra en particular. La Reforma se encontraba en plena expansión y amenazaba a unos poderes tan importantes como el Papado y, especialmente, a su gran defensora, la ultracatólica España. En ese contexto, la Navarra independiente hacía todo lo posible para recuperar el territorio perdido en 1512, ya que la coyuntura le resultaba muy favorable. Al mismo tiempo, en la Alta Navarra existía un profundo hartazgo entre los navarros de uno y otro signo con los soberanos españoles, que juraban respetar los Fueros, pero que a diario los pisoteaban sin contemplaciones para asentar la ocupación.

¿Por qué ha elegido esas circunstancias históricas?

Porque Navarra estuvo a punto de volver a quedar unida bajo el cetro de los Albret. Los navarros de la Alta Navarra consideraban que había llegado el momento de sacudirse el dominio español.

Medio siglo después de la invasión se mantenía viva la llama por la recuperación del reino...

Sin duda, además tanto en la Alta como en la Baja Navarra. Algunos autores dan por terminada la conquista en 1512, otros en 1524 con la rendición de Hondarribia, y es cierto que con este último hecho de armas acaba la parte más caliente del conflicto. Pero durante casi un siglo, hasta la muerte de Enrique IV de Francia y III de Navarra en París en 1610, hubo una especie de guerra fría por el dominio de Navarra. Las autoridades españolas que controlaban la parte ocupada del reino estaban en una alerta permanente, porque las conspiraciones para restaurar a los Albret en Iruñea eran una constante y sabían que buena parte de la población sobre la que gobernaban con mano de hierro colaboraba activamente con aquellos que se jugaban la vida en ese empeño.

El argumento de la novela discurre en torno al robo del Libro de Armería de Navarra por parte de los españoles. ¿Qué representaba ese libro?

En ese libro estaba recopilada la nobleza del reino y se utilizaba en los tribunales para dirimir los litigios relacionados con ese estamento social. En cierto modo, era la memoria del reino.

¿Cuáles son los personajes principales de la trama y por qué los ha elegido?

El protagonista de la novela es el capitán Juan de Jaso, un personaje de ficción al que entronco con la familia de San Francisco de Xabier.

A lo largo del relato, Juan de Jaso está en contacto con infinidad de personajes históricos de la época, como los reyes navarros Juana de Albret y Antonio de Borbón, también el primer pirata al que se apodó «Pata de Palo», o Isabel de Valois (una de las esposas de Felipe II), el papa Pío IV y Martín de Azpilcueta, el «doctor Navarro», entre muchos otros. Y los he elegido porque, en mayor o menor medida, tuvieron algo que ver con el Reino de Navarra en ese crucial momento.

Podríamos decir que su novela viene a ser una alegoría sobre la memoria de los pueblos y el interés de los vencedores por borrarla o reinterpretarla...

Exacto. Desde el primer momento de la conquista en 1512, los invasores se preocuparon de hacer desaparecer buena parte de la documentación relacionada con los reinados precedentes, especialmente el de Juan de Albret y Catalina de Foix, a los que usurpó Fernando el Católico. Y la sustracción y desaparición del Libro de Armería en 1557 formaba parte de esa operación de borrado de la memoria del Reino de Navarra para empezar a escribirla a su gusto, desplazando a los que se habían resistido y haciéndoles un espacio a los que habían colaborado activamente con la conquista española.

La novela combina personajes y acciones reales y ficticias en circunstancias históricas contrastadas. Creación literaria basada en fuentes historiográficas... ¿Cuál es la parte más complicada de ese proceso?

En mi opinión, lo más complejo es documentarse lo mejor posible para dominar la época en la que se desarrolla la trama. Eso sí, siendo consciente de que no siempre se cuenta con toda la información para, por ejemplo, desarrollar una escena. Así que el escritor debe cubrir estos vacíos con su imaginación, aunque sin dejarse llevar y aplicando el sentido común. Por ese motivo, recurro a algunos personajes de ficción para situarlos en el lugar y el momento que más me interesa, con el objetivo de evitar errores históricos.

Acción, intriga, conspiraciones, espionaje, misiones diplomáticas... ¿Estamos ante unas circunstancias que pudieron cambiar el rumbo de la historia?

Desde luego. A mediados del siglo XVI pudo cambiar el destino de Navarra. Altas instancias internacionales parecían dispuestas a reparar el atropello sufrido por el reino en 1512, y los navarros hacían todo lo que estaba en su mano para restaurar la independencia perdida, convencidos de que era más que posible recuperarla.

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