Raimundo Fitero
Conspiración
Los ciudadanos de Madrid deben ir de peregrinación hasta la sede central del COI a dar las gracias porque les han librado de una buena ruina y hasta es posible que sirva para deshacerse de la banda organizada en el gobierno de la ciudad y de la Comunidad. La reacción cafre de la prensa más adicta al régimen es una buena muestra de la costumbre que tienen en vender siempre la piel sin cazar el oso. Bueno, ni saber siquiera dónde hay un madroño.
Las reacciones de la muchachada en las calles madrileñas son lógicas. Les habían estado mintiendo, como hacen siempre, y aseguraban con rango de noticia oficial que cerca de sesenta miembros del COI había dicho que votarían a Madrid. Perdió incluso frente a Estambul. Veintiséis votos recibió la candidatura del pelotazo urbanístico, la corrupción y la barra libre de todos los dopajes. Y ha quedado demostrado que la marca España es una mala marca en cuanto se coloca a competir con otras marcas y proyectos. Y que toda la familia política de Iñaki Urdangarin son un gasto inútil que no sirve ni para comprar votos ni voluntades y que el gobierno presidido por el registrador de la propiedad amigo íntimo de Bárcenas es el peor del mundo.
El despliegue televisivo ha estado a la altura del ridículo de una alcaldesa consorte que no estuvo a la altura de su peluquero y maquilladora. En cuanto tuvo que abrir la boca para contestar preguntas, demostró que está ahí por imposición y no por capacidad de liderazgo. La conspiración es la que se fraguó para nombrar a esta señora alcaldesa, y no la que ahora achacan a los miembros del COI. Les ha faltado indicar que la culpa es de Zapatero, pero todo llegará que están todavía los tertulianos descomponiendo los mensajes encriptados y rehaciendo los artículos laudatorios de grandeza infinita.
Yo creo que un gobierno español de verdad, para estar a la altura de las circunstancias, ahora mismo debería mandar una cabra y sus criadores a Gibraltar y llamar a todos los embajadores de los países cuyos miembros del COI han votado a favor de Japón. Que se note que les gusta seguir dando el espectáculo. Siempre les queda el ministro Montoro para dar la nota grotesca. Y al director de «La Razón».