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El nuevo Sestao femenino, cuando el waterpolo es solo deporte y diversión

El waterpolo, un deporte dinámico para ver y jugar, tiene cada vez más practicantes en las piscinas vascas. El Sestao es el último club en apuntarse a la Liga de Euskal Herria senior femenina, que aglutina a la mayoría, salvando las distancias de los mejores, que están más arriba.

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Miren SÁENZ

El waterpolo femenino vasco cuenta con un equipo en División de Honor, el WP 98 02 navarro, y otro en Primera División, el Leioa Askartza vizcaíno. Ambos tienen además equipos en la Liga de Euskal Herria, la competición que aglutina a los equipos senior femeninos, en el caso de la formación vizcaína incluso por partida doble con Leioa B y C, compartiendo categoría con Bidasoa XXI, Lautada Urpolo Gasteiz, Hernani, Maristas, las cántabras de Santoña y la novedad del Club Natación Waterpolo Sestao.

Sestao, que compartía formación con el Maristas bilbaíno, ha emprendido su camino en solitario creando un equipo con gente de la margen izquierda. Un docena de chicas forman el grupo absoluto. Sus integrantes vienen de la natación, del baloncesto y del balonmano, pero también hay quien carece de experiencia deportiva.

De un equipo masculino a punto de desaparecer a una sección reforzada. Según cuentan desde el club, hace un año eran ocho, además de las cuatro jugadoras que tenían en Maristas, y ahora son 80. La labor de promoción ha dado sus frutos. Solo en waterpolo han logrado estructurar un equipo benjamín, otro alevín, otro infantil, un cadete, están montando el femenino y tienen dos masculinos A y B. En la escuela ya cuentan con niñas de todas las categorías, desde prebenjamín hasta cadete y juvenil.

Eduardo Hurtado ejerce de entrenador. A sus 27 años se está sacando el título, procede de la natación y lo compagina con la investigación académica que realiza como historiador. En la actualidad prepara su tesis, que versa sobre waterpolo femenino. Así que cuando habla de la realidad de los clubes femeninos es claro: «Están cogidos con pinzas. Se intenta sacarlos adelante juntando unos con otros, pero no hay un trabajo desde abajo. Nuestra intención es trabajar la cantera de chicas desde pequeñas, una cosa que aquí hasta ahora no se había hecho. Igual que tenemos un equipo masculino absoluto vamos a tener uno femenino».

Tiene frescos los comienzos: «Empezamos desde cero. Repartiendo papeles en abril y mayo, haciendo un trabajo de captación colegio por colegio y clase por clase. Formamos un grupito de ocho o diez personas, que luego se ha ido completando. A algunas les enseñamos a nadar bien y a controlar el medio con el balón. Este año a ver si somos capaces de ordenarnos en el agua. Entusiasmo y ganas no les faltan. Lo que queremos es que se diviertan y aprendan», señala. El objetivo es el deporte, la diversión y la educación en valores. El club está muy pendiente de la formación de los chavales, apuestan por la igualdad de géneros y «no se permiten chistes machistas, ni bromas homófobas», señala el entrenador.

El único equipo de waterpolo de la margen izquierda «es pequeñito en sentido económico, muy obrero, sin grandes objetivos a nivel deportivo pero con una gran afición. Tenemos la grada llena todos los fines de semana. Se llena de tambores y turutas y la verdad que es una gozada», reconoce. Hurtado admite que hay clubes que disfrutan de mejores resultados pero no tienen los mismos seguidores. El municipio vizcaino, de casi 29.000 habitantes, goza de una buena conexión con el deporte en general. No solo Kaiku destaca en remo, también «tenemos un equipo de voleibol, que es bastante decente, el River en fútbol, y la natación que se está recuperando».

Las secciones del club -que abarca natación, larga distancia, sincronizada, waterpolo y natación adaptada- se reparten para entrenar entre Las Llanas y la Benedicta. Andan algo cortos de instalaciones. Todo es mejorable y confían en ello para un lugar que definen «como la capital de los deportes acuáticos, aunque no lo parezca. El Ayuntamiento lo debería de tener en cuenta».

El waterpolo se desarrolla en el agua, lo que implica un cambio de medio, es un deporte de equipo y de contacto. Tres aspectos que en opinión de Hurtado lo convierten en una actividad muy completa. «Al ser en el agua el nivel de trabajo físico es muy interesante, por ser deporte de equipo a nivel educativo te permite trabajar muchas cuestiones y al ser de contacto tiene ese punto de violencia controlada y a la vez de nobleza como pueden tener las artes marciales y los deportes de lucha». Y además es divertido para ver y para practicar, tanto que los chavales quieren jugar partidos cuanto antes pero tienen que pasar por el requisito de la natación y aprender la fase individual. «Lo bueno del waterpolo es que requiere un esfuerzo grande pero los resultados se ven a corto plazo», insiste Hurtado.

Sus competiciones

La Liga de Euskal Herria comenzará en noviembre. Antes, a finales de setiembre, el Sestao se bregará en la Liga vizcaina y en la Liga noroeste, donde juegan con Oviedo, Burgos y Zamora en una competición mixta con chicos y chicas compartiendo equipo.

Funcionan con las aportaciones de los socios -unas cuotas «bajitas» atendiendo a la realidad social y económica del lugar y del momento e incluso se acepta el trueque puesto que permiten cotizar con trabajo para el club- y una pequeña subvención municipal. Con eso deben hacer frente a los gastos de los desplazamientos, pagar las mesas de arbitraje y a los árbitros, y por supuesto el material «los balones son caros y hay que cambiarlos cada temporada».

Cuenta que el nivel vasco está subiendo, «se nota en los campeonatos». Y eso que los profesionales no abundan. «En Euskadi, que yo sepa, solo algunos chicos de Askartza, no todos, cobran y poco, chicas ninguna. En general la estructura del waterpolo a nivel estatal se está desmoronando. Hay muchos clubes que no van a poder pagar a sus jugadores. Por ejemplo, en Catalunya. Las poquitas conquistas en cuanto a profesionalización que se han conseguido en los últimos años se vienen abajo. Volvemos a jugar otra vez por amor al arte, por amateurismo. Nosotros porque no nos lo podemos permitir y es la filosofía de nuestro club», concluye.

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