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Fermin Munarriz | Periodista

Un espacio común

Yo también siento admiración por la Vía Catalana. La siento más allá de los complejos análisis políticos. Fue la demostración de un pueblo que, por encima de las diferencias, comparte un proyecto colectivo, guiado además por grupos sociales que convergen en urgir un mandato a sus partidos e instituciones. Y se van.

Esa admiración debería servirnos para aprender a transitar vías todavía pendientes en ese ámbito simbólico, pero tan importante, para construir espacios comunes que dan suelo al proyecto colectivo. Sin ir más lejos, aquí, donde aparentemente llevamos delantera en la imbricación social del soberanismo, todavía no nos hemos puesto de acuerdo en el nombre del país: Euskadi, Euskal Herria y, ahora, incluso Navarra. O Nabarra. Otros añoran Vasconia. Pero es que, para unos, el país tiene tres provincias, para otros cuatro, para los más siete, sin olvidar que otros insisten en decir seis. No es de extrañar en una tradición política que se ha caracterizado históricamente por la fragmentación e, incluso, la ruptura. Y en particular en el soberanismo. Pocas cosas hay tan vascas como una buena escisión.

Hasta un nexo de unión emocional tan anhelado y compartido como la selección nacional vasca de fútbol pendió de un hilo por el desacuerdo en el nombre. La salida de conveniencia permitió, al menos, que los aficionados puedan animar al equipo con la ikurriña, la del viejo reino o hasta el arrano beltza. El inconveniente es que la ONU no acepta tres banderas en el mismo mástil.

Por ello, al escuchar en la Diada las conmovedoras palabras de Pau Casals en la ONU en 1971, pensé si seríamos capaces hoy mismo de sentirnos identificados en un personaje emblemático que nos representara al conjunto de los vascos. Inténtenlo.

En cuanto al himno, no tuve duda: la solemnidad de «Els Segadors» se dilucidaría aquí acaloradamente entre el «Gora ta gora», el «Gernikako Arbola» o el «Himno de las Cortes de Navarra» (o Nabarra), sin descartar que alguien pretendiera el «Eusko Gudariak». Existirá un organismo duplicado, plataforma, iniciativa, coordinadora, dinámica, grupo, asamblea o fundación que lo podrá aclarar, si no se ha evaporado tras la primera rueda de prensa.

La culpa de nuestros males no es siempre del enemigo. Necesitamos más espacios comunes con urgencia. Entretanto, que otros discutan si el txakoli es mejor escanciado o sin escanciar.

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