Isaac Rosa 2013/9/12
¿Derecho a decidir? ¡Que esto es España, oiga!
eldiario.es
(...) El problema no es solo la posibilidad de que Cataluña acabase independizándose; lo problemático es el propio hecho de que los ciudadanos decidan algo. ¿Derecho a decidir? ¿En España? ¡Pero cuándo se ha visto algo así, que los ciudadanos decidan sobre temas que les afectan! (...)
Qué peligro, el derecho a decidir, deben de pensar nuestros gobernantes. Temen que pase como aquello que decía con humor negrísimo Thomas de Quincey en Del asesinato considerado como una de las bellas artes: uno empieza por asesinar, después le da por robar, de ahí se pasa a la bebida, y al final es capaz de no dar los buenos días al vecino. Pues con el derecho a decidir igual: uno empieza por decidir la forma de Estado, y puede acabar pretendiendo opinar sobre una carretera que atraviesa su pueblo, que una vez se pone la gente a decidir, ya no hay quien la pare.
Que le quede claro a los catalanes de la Diada: el derecho a decidir es incompatible con la democracia española surgida de la Transición. Aquí nunca se ha permitido tal derecho, ni para decisiones grandes ni pequeñas. (...)
El derecho a decidir, en España, solo nos han dejado ejercerlo con trampa, como en el de 1978 para la Constitución, que era en plan encerrona: votas sí a esta Constitución con el kit completo (monarquía incluida), o volvemos a la caverna. O el de la OTAN en 1986, donde el PSOE usó artes de trilero. (...)
Salvo esos pocos casos, todos los demás se han denegado sistemáticamente, cuando no perseguido, como en el caso de Ibarretxe y su plan. Cuando las mareas han pedido consultas ciudadanas por los recortes y privatizaciones, han obtenido una pedorreta en respuesta. (...)
Pero el derecho a decidir, como tantos otros derechos, no se pide, no se espera: se ejerce. Aunque de entrada no tenga efectos. En los últimos años, varios colectivos han organizado consultas ciudadanas por su cuenta, sin esperar a que los gobernantes les concediesen un derecho que niegan. (...)
Pues lo mismo en Cataluña: si se lo niegan, los ciudadanos acabarán por ejercer su derecho a decidir. Aunque no tenga validez, aunque no sea legal, aunque no tenga consecuencias. Pero a largo plazo, las tendrá.