Los activistas por la independencia de la región catalana de España están decididos a seguir adelante con los planes para formar un estado independiente con sede en el noreste de la península Ibérica. Su último truco publicitario fue llamar a una cadena humana para rodear la región (...). La realidad es que mientras que los catalanes pueden disfrutar de un grado de autonomía regional respecto al gobierno central en Madrid -tienen una cultura y dialecto distinto- hay pocas posibilidades de crear un estado que sea una entidad independiente.

Seamos realistas, España vive económicamente un momento difícil. Su tasa de desempleo sigue siendo obstinadamente elevada, por encima del nivel del 20 por ciento, las finanzas públicas están forzando los programas liberales de bienestar social y su mercado de trabajo carece de competitividad.

En esa coyuntura, es muy fácil adoptar una actitud de que «nosotros estaríamos mejor por nuestra cuenta». ¿En serio? Un equipo de fútbol exitoso y una catedral a medio terminar no apoyarán un pequeño gobierno local haciendo frente a los mismos problemas a los que se enfrenta España en su conjunto. Unidos, los españoles tendrán éxito.