SABADELL 1

EIBAR 0

No es cuestión de escandalizarse por caer en la Nova Creu Alta, un tropiezo que entra perfectamente dentro de lo posible. Pero sí de lamentar que la derrota se diera en las circunstancias en las que se produjo ayer.

Porque el Eibar ya había sufrido un contratiempo considerable antes incluso de saltar al césped. Cuatro de los jugadores que habían viajado con Gaizka Garitano -Xabi, Errasti, Capa y Gilvan- se cayeron de la lista en el último momento por problemas gastrointestinales, con lo que el Eibar apenas pudo completar una convocatoria de 16 jugadores, el guardameta Jon Irazusta tuvo que trasladarse de urgencia a Sabadell y, evidentemente, el técnico armero no pudo realizar todas las rotaciones que requería el esfuerzo realizado por su equipo apenas tres días antes frente al Tenerife.

Aún así, los azulgranas pudieron haber conseguido un resultado mejor. Sobre todo en un primer tiempo en el que sin florituras, pero eficacia, no solo secaron a su anfitrión, sino que además dispusieron de las ocasiones más claras. Tanto a balón parado -una falta lejana de Yuri que acabó en córner-, como en jugada colectiva -una gran acción de Arru que Jota remató alto-, como en segunda jugada -un disparo de Diego Rivas que Nauzet atajó con problemas-.

Cambió el panorama tras el descanso, con un Sabadell más cómodo y también más incisivo. El balón apenas salía de la parcela azulgrana y lo que podía pasar, pasó. En forma de penalti de Lillo, que Gato convirtió en el gol de la victoria. Pese a parecer noqueado en un primer momento, no se resignó el Eibar, que se fue echando arriba en busca de la remontada. A veces solo con convencimiento, otras también con juego, pero los hombres de Gaizka Garitano consiguieron al menos que su rival no respirara hasta el pitido final. Poco faltó para que Jota anotara de falta. Menos aún para que lo hiciera Urko Vera en alguna de las tres ocasiones claras que tuvo. Pero la puntería solo quiso acompañar ayer a la escuadra catalana.