GUERRA SIRIA
El pacto EEUU-Rusia aparca el ataque a Siria y alivia al mundo
Washington y Moscú instan al Gobierno sirio a colaborar en el desmantelamiento del arsenal químico y Damasco asegura que los inspectores podrán acceder fácilmente a las instalaciones
GARA | GINEBRA
Estados Unidos y Rusia concluyeron ayer en Ginebra un acuerdo sobre el desmantelamiento del arsenal químico sirio tras tres días de discusiones. El acuerdo alcanzado por el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, fija plazos claros y «extraordinarios» respecto a otros procesos de desarme.
Damasco contará con una semana para presentar una lista completa de sus armas químicas -«incluyendo nombres, tipos, cantidades y los lugares y la forma de almacenamiento, producción, investigación y desarrollo»-, que deberán ser retiradas y destruidas antes de julio de 2014. El texto prevé el traslado de este armamento y su destrucción fuera de Siria cuando sea posible.
Kerry precisó que los inspectores encargados de verificar el proceso deberán encontrarse sobre el terreno «no más tarde que noviembre». Según el acuerdo, Siria deberá facilitar acceso inmediato y sin restricciones a los inspectores.
El régimen sirio tendrá plazos mucho más cortos que los establecidos en la Convención para la Prohibición de Armas Químicas. Así, la inspección de los lugares de almacenamiento y producción que se declaren deberá haberse completado en noviembre próximo y para ese mismo mes se deberá haber destruido ya los equipamiento de producción y mezcla de sustancias.
A ojos de expertos como Olivier Lepick, de la Fundación para la Investigación Estratégica, estos plazos parecen «fantasiosos», ya que incluso en una situación de paz llevaría varios años, y recuerda que EEUU y Rusia comenzaron a mediados de los 90 a destruir los suyos.
Siria pide unirse a la Convención
La oficina del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, confirmó que ayer mismo el organismo recibió una solicitud formal del Gobierno sirio para adherirse a la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas.
Un responsable de la delegación estadounidense señaló que Washington estima que el programa de armas químicas sirio cuenta con unos 45 emplazamientos y que coinciden con Rusia en que el país árabe cuenta con unas 1.000 toneladas almacenadas.
El proceso se establecerá mediante una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que recogerá posibles sanciones en caso de incumplimiento, haciendo referencia al Capítulo 7 de la Carta de la ONU. Esta mención deja envuelta en cierta ambigüedad la posibilidad del recurso a una intervención militar en caso de que el Gobierno sirio incumpla los compromisos sobre el desarme.
Ese capítulo prevé «medidas coercitivas» en caso de amenaza a la paz, que van desde sanciones económicas al uso de la fuerza. Lavrov subrayó que no hubo «discusión sobre el uso de la fuerza» durante las negociaciones. Explicó que el acuerdo se limita a decir que «en caso de no respetar las exigencias -en el marco de la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas- o en caso de utilización de armas químicas por parte de quien sea, el Consejo de Seguridad tomaría medidas dentro del capítulo VII».
Pero diplomáticos de la ONU estiman que esta alusión supone una victoria para EEUU. Una fuente diplomática estadounidense señaló a France Press que «Lavrov sabe que necesita el apoyo americano para este acuerdo y que eso tiene un precio, pero los rusos lucharán con uñas y dientes para asegurarse de que la expresión `todas las medidas necesarias' no aparezcan en ninguna resolución de la ONU contra Bashar al Assad».
Ante la posibilidad de que se hubiera abierto la puerta una intervención militar contra Siria, el ministro de Exteriores ruso precisó que Moscú verificaría minuciosamente todos los informes que acusen al gobierno sirio. «Eso no quiere evidentemente decir que creeremos todos los casos de violación que se lleven ante el Consejo de Seguridad de la ONU sin verificar», subrayó Lavrov. «Hoy hay tantas mentiras y falsificaciones en este tema que hay que ser extremadamente prudente», añadió.
El Capítulo VII ha sido invocado durante la guerra de Corea (1950-53), la del Golfo (1991), y para justificar la intervención de la OTAN en Libia en 2011 o en Costa de Marfil ese mismo año.
El Gobierno sirio aceptó de buen grado y rápidamente este acuerdo. El ministro sirio de Reconciliación, Ali Haidar, afirmó que los inspectores internacionales, que tendrán que supervisar el desmantelamiento del arsenal químico de Siria, podrán acceder fácilmente a las instalaciones. «Creo que los inspectores internacionales podrán hacer su trabajo, porque todas las instalaciones del Gobierno no son solo seguras, sino también accesibles», indicó Haidar.
El titular de Reconciliación insistió en que los lugares donde se encuentran las armas químicas «todavía están protegidos por el Gobierno sirio, por lo que el acceso será bastante fácil».
«Siria necesitaba de un alivio de la presión internacional. Queremos proteger a nuestro pueblo y no ser arrastrados hacia un conflicto impredecible con EEUU», añadió.
Llevados por el acuerdo alcanzado en un «tiempo récord» en palabras de Lavrov, Washington y Moscú esperan que sirva para desbloquear el proceso que lleve a una solución política a una guerra civil que ya ha dejado más de 110.000 muertos en dos años y medio. Para ello, Kerry y Lavrov se citaron para una nueva reunión en Nueva York «en torno al 28 de setiembre» durante la Asamblea General de la ONU en la que intentarán fijar una fecha para una conferencia de paz sobre Siria.
Advertencias de Obama
El acuerdo fue acompañado de advertencias a Damasco. «No habrá lugar para maniobras», avisó Kerry y el presidente de EEUU, Barack Obama, celebró el acuerdo pero advirtió de que «si falla la diplomacia, EEUU está preparado para actuar». «Este marco proporciona una oportunidad para la eliminación de las armas químicas de Siria de un modo transparente, expeditivo y verificable, lo que podría poner fin a la amenaza que estas armas representan no solo para el pueblo sirio, sino para la región y el resto del mundo», aseguró Obama.
Por su parte, la jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, confió en que el acuerdo «allane el camino» para alcanzar una solución política al conflicto.
En parecidos términos se expresó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien expresó «su ferviente esperanza» de que el acuerdo «allane el camino para una solución política» en Siria y aseguró que la ONU se compromete a apoyar la aplicación del mismo.
El ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, recibió con satisfacción el acuerdo, que calificó de «significativo paso adelante» e indicó que Damasco debe cumplirlo y la comunidad internacional debe reunir «a todas las partes para que alcancen una solución política al conflicto».
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, observó «un avance importante» hacia la resolución del conflicto e indicó abordará el contenido del acuerdo en la reunión que celebrará en París mañana con Kerry y Hague. La canciller alemana, Angela Merkel, manifestó que el acuerdo de Ginebra aporta «un fragmento de esperanza».
El viceministro iraní de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian opinó que «con la nueva situación cualquier pretexto para Estados Unidos y ciertos países para llevar a cabo una acción militar contra Siria ha desaparecido».
Aviones de combate del Ejército sirio bombardearon varios barrios de Damasco que se encuentran bajo control de las milicias sublevadas. Casi 500.000 personas se encuentran atrapadas en los combates en el área rural de la capital, sin víveres, agua ni medicamentos, según la responsable de operaciones humanitarias de la ONU, Valérie Amos.
Unas sesenta personas participaron ayer en una manifestación en Irun, convocada por Askapena para denunciar «el ataque imperialista al pueblo de Siria».
El líder del Ejército Libre Sirio (ELS), Selim Idriss, rechazó el acuerdo alcanzado entre EEUU y Rusia para el desmantelamiento del arsenal químico sirio. «No podemos aceptar esta iniciativa. No nos sentimos concernidos por este acuerdo. No tenemos armas químicas y vamos a continuar luchando hasta la caída del régimen», afirmó desde Estambul. Idris pidió que antes se lleve al presidente sirio, Bashar al Assad ante el Tribunal Penal Internacional y reprochó a rusos y estadounidenses que no se interesen por «otras armas que matan a los sirios. No podemos aceptar esa iniciativa porque ignora a nuestro pueblo y no hace ninguna mención del criminal», añadió en referencia a al Assad. Aseguró que el régimen había comenzado a trasladar sus armas químicas a Líbano y a Irak, subrayando que teme ver «cómo engaña a la comunidad internacional». Respecto a una posible tregua para facilitar la misión de los inspectores aseguró que el ELS «no está interesado en ningún alto el fuego con el régimen». El líder militar rebelde no ocultó la frustración por la dirección tomada por la comunidad internacional en el conflicto sirio cuando ya esperaba una inminente intervención. «Estamos decepcionados y frustrados y vamos a contar con nuestras propias fuerzas después de haber perdido la esperanza de una ayuda internacional», indicó.
Por otro lado, la oposición siria agrupada en la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria (CNFORS) ha elegido al islamista Ahmad Tuma para ocupar el cargo de primer ministro provisional en lo que supone un nuevo paso para gestionar las zonas controladas por las milicias insurgentes y para recuperar la credibilidad de la coalición opositora. Ahora deberá formar un gobierno con 13 ministros según el acuerdo alcanzado tras dos días de contactos en los que han intervenido los países árabes y occidentales que apoya a los sublevados. GARA