CRíTICA: «Atrapada en la oscuridad»
Durmiendo con su enemigo bajo el terror ciego
Mikel INSAUSTI
Para el el encabezamiento de la crítica he mezclado los títulos de dos conocidas películas de suspense, porque la nueva realización del veterano Joseph Ruben, que nunca fue un maestro del género, es un refrito de unos cuantos clásicos de la intriga calustrofóbica y sus correspondientes imitaciones. Cito «Durmiendo con su enemigo», por ser de cosecha propia, y seguramente la más popular de su filmografía, gracias a que pudo contar con un guión del cotizado Ronald Bass. No así en su último trabajo, tras un largo periodo de inactividad, en el que vuelve a colaborar con el habitual David Loughery.
DeAPlaneta, que es la distribuidora de «Penthouse North», le ha hecho un flaco favor a sus creadores al desentenderse del título original y cambiarlo en la versión doblada por el de «Atrapada en la oscuridad». De tal suerte que pone en evidencia su inspiración argumental en el thriller sesentero de Terence Young «Sola en la oscuridad», y ante la comparación siempre va a salir perdiendo, sobre todo si se juzga a la estelar Michelle Monaghan pensando en la memorable actuación de Audrey Hepburn. Es como si se toma de modelo, en cuanto drama de tensión psicológica en un único escenario en interiores, a «La huella» de Mankiewicz. Lo mejor, por lo tanto, es olvidarse de todas las referencias posibles y contemplar «Penthouse North» como un pasatiempos no apto para listillos o cinéfilos empedernidos.
Aunque Michael Keaton hace acto de presencia a la media hora de metraje, aprovecha la hora escasa que le queda para hacer una de sus exhibiciones histriónicas rematada con una granguiñolesca caída al vacío, saludada con sorna por el mismo gato negro, de nombre Shadow, al que había arrojado antes para torturar a su dueña. Ya se sabe que los gatos tienen siete vidas, del mismo modo que las personas invidentes tienen más desarrollados el resto de sus sentidos. La protagonista domina el espacio del lujoso y minimalista ático en el que vive, a pesar de su ceguera, nada más superar el pánico inicial provocado por la invasión doméstica y los flash-backs que le retrotraen al accidente que sufrió en Afganistán como reportera de guerra.