GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

INAGURACIÓN DE SAN MAMÉS

Un nuevo y renovado hogar, la misma vieja y sana fidelidad

La afición rojiblanca volvió a ofrecer ayer otra exhibición de amor a los colores, inundando desde varias horas antes las calles cercanas a la nueva catedral. Ni el día, ni la hora, ni tan siquiera el tiempo, inclemente durante toda la tarde, impidieron que la afición se volcara, una vez más, con los suyos. En el ánimo de los hinchas, cruce de sentimientos entre la nostalgia por el antiguo estadio y la ilusión por estrenar la nueva casa.

p006_f03_435x435.jpg

Mikel PASTOR | BILBO

Por si alguno todavía albergaba alguna duda, la afición del Athletic volvió a demostrar ayer, a pesar de todos los condicionantes negativos en forma de fecha, hora y meteorología, que pocas hinchadas en el mundo están a su nivel en lo que a fidelidad, compromiso y espíritu se refiere. Ambiente de lujo en los puntos habituales, las mismas costumbres, liturgias y compañías de siempre. Tenemos un nuevo estadio sí, pero quienes de verdad le dan vida al gigante que domina la ría bilbaina, los que lo pueblan, siguen siendo exactamente los mismos.

Y eso que, a pesar de ser el primer partido oficial en el nuevo campo, la kafkiana política horaria de las televisiones que retransmite la Liga española había situado este estreno un lunes a última hora, con la incomodidad que eso supone para muchísimos trabajadores, por un lado, y para la afición viguesa, que se suele desplazar en masa a la capital vizcaina, y que esta vez vio bastante mermada su representación.

Pozas sigue siendo Pozas

Dio igual. Este club, y sobre todo, la afición que lo lleva sosteniendo 115 años, volvieron a evidenciar que son diferentes, también fuera del campo. Tres horas antes del partido, las calles cercanas a San Mamés, a rebosar en los partidos del antiguo estadio, ya presentaban un magnífico aspecto, con varias cuadrillas comentando emocionadas su nueva ubicación en las gradas o las noches de gloria que esperan vivir en la nueva guarida de los «leones».

La principal arteria en la que se suelen reunir los aficionados zurigorris, la calle Licenciado Poza, ha perdido el gran escudo del Athletic que la presidía al fondo, pero ni un ápice de ambiente con ADN rojiblanco que ha atesorado siempre. Muchos aficionados quisieron disfrutar del partido desde varias horas antes, repitiendo las buenas costumbres poteadoras de antaño.

Y lo tuvieron que hacer, esta vez, sin la masiva presencia celtiña de otras veces. El draconiano calendario evitó esta vez el hermanamiento entre aficiones que suele ocurrir entre gallegos y vascos.

Sin embargo, los pocos valientes que sí pudieron o quisieron acercarse a Euskal Herria disfrutaron de lo lindo con la visita, conscientes de ser invitados de lujo de un estreno con una carga simbólica y emocional enorme para sus huéspedes.

La cercanía del encuentro fue subiendo la temperatura en las calles, dando paso a los primeros cánticos de la tarde. El punto álgido, el apoteosis, llegó con la kalejira organizada por varias peñas con intención de trasladar el intenso ambiente de la antigua catedral al nuevo campo. Cientos de athleticzales se congregaron en los cruces de las calles Licenciado Poza con Doctor Areilza para desde allí recorrer el trayecto hasta las puertas de acceso al nuevo campo. «Athletic gu gara!», «Beti zurekin, Athletic Beti Zurekin!» o la popular canción «Ikusi Mendizaleak» atronaron sin cesar, acompañados de las bufandas al viento y de varias banderas rojiblancas. Varios aficionados gallegos también se sumaron a la marcha, y tuvieron un «cariñoso» recuerdo para sus vecinos del Deportivo de A Coruña.

Ilusión y nostalgia

Entre los aficionados, las sensaciones ante este estreno eran contrapuestas. Ilusión, mucha ilusión, pero también un recuerdo muy presente del antiguo templo.

Josu e Izaskun, una pareja de jóvenes de Bilbo, se mostraban expectantes y felices. «Es un campo tremendo, ahora habrá que llenarlo de recuerdos como el anterior».

En el mismo sentido se pronunciaban los ugaotarras Iraitz y Aritz, quienes afirmaban sin dudas que «llevaremos el ambiente y la magia del antiguo a esta nueva casa. La afición va a estar ahí, esperemos que los jugadores también».

Sin embargo, no todo fueron camisetas rojiblancas. Algunos más cercanos como Ander, de Barakaldo, lucían orgullosos la camiseta y la bufanda del conjunto gallego.

Los vigueses Gabriel y Suso, por su parte, se mostraron encantados con su visita, destacando «la nobleza y la deportividad de la afición bilbaina».

PREVISORES

La gran mayoría de hinchas decidió acercarse al estadio con bastante margen de tiempo, para poder evitar, en la medida de lo posible, las dificultades de adaptación a un nuevo campo y asiento que la gran mayoría de ellos todavía no habían pisado.

PARA SIEMPRE

Cuadrillas, parejas, familias... No todos los días se estrena nuevo campo, y todos quisieron inmotarlizar tan especial momento. Ayudados por los móviles de última generación, muchos no pudieron contener la emoción ni las lágrimas.

nostalgia

A pesar de que la «mudanza» sea ya un hecho, la antigua catedral sigue muy presente en la memoria de todos los athleticzales. Buena muestra de ello son las camisetas con su imagen que los vendedores ambulantes anunciaban a bombo y platillo.

ANTI-DESAHUCIOS

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) aprovechó el estreno del nuevo San Mamés para recoger firmas en un puesto cercano al campo. Miles de personas les mostraron su apoyo durante las horas previas al partido.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo