Trece muertos en un tiroteo en sede de la Marina de EEUU en Washington
El FBI identificó al responsable del tiroteo que ayer se saldó con trece muertos en las instalaciones de la Marina estadounidense, en Washington, como Aaron Alexis, mercenario de Texas que fue abatido por la Policía y que podría haber contado con la ayuda de un segundo tirador.
GARA | WASHINGTON
Un tiroteo en las instalaciones del Mando de Sistemas Navales de la Marina de EEUU en Washington causó ayer al menos trece muertos, entre ellos el presunto atacante, que fue abatido por la Policía y podía haber actuado junto a otra persona. Según fuentes hospitalarias, tres de las víctimas del tiroteo estaban en estado crítico aunque pueden hablar y están conscientes. Entre los heridos figuran dos mandos de la Policía, uno de ellos con dos disparos en una pierna.
El presunto autor de esta nueva matanza, cuyos motivos se desconocía, fue identificado como Aaron Alexis, mercenario -«contratista militar», según el eufemismo empleado por las autoridades- de 34 años y natural de Texas. Según aseguraron dos fuentes de las fuerzas de seguridad llevaba una pistola y un fusil. Los registros militares de Alexis indican que pasó cuatro años como reservista de la Marina entre mayo de 2007 y enero de 2011, momento en el que fue licenciado, según un resumen de sus actividades militares publicado por el Pentágono.
La Policía que aseguró tener «múltiples datos» que la situaban tras la pista de otros dos posibles asaltantes, un hombre blanco y otro negro con vestimenta militar, el primero de los cuales fue exonerado según avanzaba el día. Sin embargo, la versión oficial aseguraba que podría haber contado con la ayuda de un segundo sospechoso, un hombre también negro de unos 40 años, con patillas canosas y vestido con un uniforme de estilo militar verde oliva, que al cierre de esta edición no había sido localizado aún por la Policía.
Los sucesos comenzaron a las 08.20 (14.20, en Euskal Herria) cuando se escucharon varios disparos dentro del edificio 197 de las instalaciones militares situadas en la zona del Navy Yard, un complejo de la Marina a orillas del río Anacostia, en el sureste de la capital estadounidense, donde trabajan unas 3.000 personas.
Según testigos, el autor de los disparos se encontraba en un cuarto piso desde donde apuntaba a la cafetería del edificio.
Tras varias horas de informaciones confusas, el alcalde de Washington, Vincent Gray, confirmó trece fallecidos en lo que consideró un hecho «aislado», al rechazar que hubiese indicios de «ataque terrorista».
Las autoridades de la capital estadounidense decidieron cerrar el tráfico aéreo del aeropuerto Ronald Reagan, cercano a las instalaciones, que fue reabierto poco después.
Además, una decena de colegios del área de Washington se mantuvieron cerrados con los alumnos en su interior como medida de precaución.
«Acto cobarde»
El presidente estadounidense, Barack Obama, que tenía previsto ofrecer unas declaraciones sobre el quinto aniversario de la caída del banco de inversión Lehman Brother, que desencadenó la crisis económica global, se refirió al tiroteo como «un acto cobarde» contra militares y empleados civiles del Ejército. « Conocen el peligro de ser desplegados en el extranjero, pero hoy se han enfrentado a una violencia inimaginable, que no esperaban encontrar aquí », añadió.
La residencia presidencial se encuentra a apenas a 8 kilómetros del lugar de los hechos.
Tras ser dirigida en un primer momento por las autoridades locales, la investigación pasó a estar coordinada por el FBI, que acordonó toda la zona y desplegó a varios equipos de operaciones especiales. También se reforzó la seguridad en varios edificios militares como el Pentágono como «medida de precaución».
El Senado de EEUU decidió también acortar su jornada de trabajo debido a la alerta tras el tiroteo, después de que se recomendara a los legisladores no abandonar los edificios del Capitolio por seguridad.
El tiroteo en el corazón de la capital federal es el más importante en una instalación militar desde la muerte de 13 soldados en la base de Fort Hood (Texas) en 2009.