INAGURACIÓN DE SAN MAMÉS
Abierto por fútbol
Goles, emoción, victoria final. Poco más se podía pedir al estreno de San Mamés. Un buen Athletic en la primera mitad, más efectivo en la segunda, ante un Celta muy complicado de ganar. Vibró la atestada grada con los tantos de los suyos, que sacaron adelante un difícil compromiso, por el rival y por historia del partido. San Mamés abre por fútbol.
ATHLETIC 3
CELTA 2
Joseba VIVANCO
La camiseta de fútbol es una tela a la que hay que dar contenido, dijo una vez el filósofo metido a futbolista -o al revés- Jorge Valdano. Como el espectacular San Mamés. Moderno, mayestático, deslumbrante, vertical, armónico. Y rojo. Muy rojo. Rojísimo. Color de pasión. El color con el que en la época medieval cubrían el lecho donde se daba a luz para así proteger de los malos augurios al recién nacido. Como San Mamés reencarnado. Pero será su público, ese que se ganó, dicen, por señorial y entendido, el merecido sobrenombre de Catedral, el que le tenga que dar contenido. «Como una dama joven que sale al mundo de las ostentaciones para triunfar y resplandecer», como escribió Manuel Aznar Zubigaray Imanol, en el ``Euzkadi'' de agosto de 1913 sobre la inauguración de aquel San Mamés. Así se presentó anoche la nueva casa del Athletic. Cátedra y catedral.
Y lo hizo con victoria. Merecida seguramente, aunque un empate no hubiera sorprendido a nadie. Tiene juego este Athletic, rebosa calidad, pero sigue sin ajustar su defensa. Ocasiones hubo, goles también, angustia final y tres puntos que saben a gloria, como la que rebosa el nuevo estadio.
El sorteo deparó que los leones comenzaran atacando hacia el fondo norte, a resguardo de su público. Y quién sabe si eso les espoleó, lo cierto es que salieron directos a por la meta celtiña. Al minuto, Iraola -soberbio ayer, un partido para enmarcar el suyo- ya probó al cancerbero gallego y otro tanto hizo tres después tras una generosa combinación entre Aduriz y Herrera. Disparó alto y desde lejos Beñat y Herrera probó también suerte pero mandó fuera. Suyas eran las ocasiones, suyo el dominio.
Pero ese buen talante de los rojiblancos, con un imperial Laporte haciendo diabluras por banda con un inspirado Munian, se tambaleó cuando Morán, la gran apuesta de Valverde anoche en detrimento de Iturraspe y Rico, erró en una salida de balón que acabó con el brasileño Charles salvando la salida de Iago, el otro protagonista del día. Aplaudía San Mamés a los suyos, rugía el ¡Athletic, Athletic!, pero el estadio perdía por un momento el brillo y se quedaba frío. Inmerecido, pero un aviso del peligro que a la contra conlleva este Celta.
Minutos de desconcierto sobre el césped que se encargó de serenar Mikel San José. Debutaba este curso y aprovechaba un rechace en el área pequeña, a falta sacada por Beñat, para cruzar a la red el empate y el primer gol de un león en este San Mamés. A partir de ahí, el Athletic volvió a encontrar espacios y juego, a riesgo de destapar la defensa. Y eso ante este Celta se paga. Casi sucede cuando Iago provocó un penalti innecesario, pero Charles envió alto desde los once metros a la lona del fondo sur. Se apareció San Mamés. Quién sabe.
De ahí al final de la primera mitad, con casi media hora por delante, el partido siguió siendo un calco, con un Athletic que trenzaba bien, con mérito, con Herrera destacado, Iraola de carrilero, Susaeta enchufado, pero sin remate. Ese que sí tenía el Celta, aunque fallara, como volvió a hacer Charles en el 41.
Un aire que les faltó a ambos equipos a la salida de los nuevos e imponentes vestuarios. El juego se trabó en sus primeros compases, en el Athletic pareció que algunos querían hacer la guerra por su cuenta, mientras el Celta siempre dando esa sensación de peligro a la contra. Volcaban efectivos los bilbainos sobre la meta de Yoel, y en una de esas, Iraola, enorme partido el suyo ayer en ataque, inicia jugada por su banda, penetra hacia la frontal del área, eleva con un guante hacia Muniain, este aguanta lo justo para de tacón devolvérsela mientras el de Usurbil le dobla, y suave, ejecuta, acariciando el fondo de la red. Golazo, y merecido. Piña de los jugadores. El «lo, lo, lo...» se entobana por primera vez. Ibai y De Marcos, que aguardaban para salir, volvían al banquillo.
Ahora era el Celta el que apretaba y el Athletic el que salía a la contra. Y en esas, balón largo de San José hacia un Beñat jugándose el fuera de juego, el de Igorre encara meta solo, se deja cazar por el defensor, le recorta y con la zurda, templa al otro poste. Tras un brasileño, un navarro y un guipuzcoano, le tocaba ya a un vizcaino. Golaaaazo.
¿Partido encarrilado? Ni mucho menos. Le tocó a Iago, que ya había dado muestras de inseguridad en algunas salidas por alto, el que en el minuto 79 se comía un balón que Santi Mina peinaba a la red. Hasta el final, una inmejorable ocasión de De Marcos, dientes prietos y tres puntos que ya son nueve.
Con cada Mundial, el escritor Eduardo Galeano cuelga un cartel en la puerta de su casa donde se puede leer: ``Cerrado por fútbol''. Ayer, San Mamés, colgó otro que rezaba: ``Abierto por fútbol''. Y como al narrador uruguayo cuando lo descuelga, anoche, a San Mamés, al terminar el choque, le dejó «los músculos dolidos, la garganta rota» pero «sintiendo ya nostalgia» de volver a colgar ese mismo rótulo. Ya falta menos para el próximo.
«Obviamente sabe la victoria de una manera especial. Este partido tenía un significado mayor que tres puntos, también como punto de partida para nosotros», arrancó Ernesto Valverde su comparecencia. Más allá de «la inauguración del campo, de toda la mística que conlleva, se trataba de un partido ante un equipo que te viene a ganar. Ha sido un partido abierto en el primer tiempo, más cerrado en el segundo y estamos contentos porque hemos conseguido ganar. Ha habido cosas que han estado bien, pero me quedo con el hecho de haber remontado el partido. No es fácil, el equipo ha empezado perdiendo en un día muy especial, encima por un error muy claro y al final hemos conseguido la victoria», resumió lo visto sobre el césped. «El partido lo hemos empezado bien, con mucho ritmo, muchas situaciones de gol al inicio. Las cosas iban bien, pero no hemos sabido controlar excesivamente el juego y ha habido un momento en que estaba peligroso en el primer tiempo. Estaba peligroso para nosotros. De una dirección única se ha convertido en bidireccional. Propiciado quizá por algunas pérdidas nuestras que nos han podido costar caro», prosiguió el técnico. «Y el segundo tiempo hemos dominado más. Hemos estado mejor, no nos han hecho ocasiones apenas. La desgracia del segundo gol ha añadido incertidumbre, pero estábamos nosotros más cerca del cuarto.
Hemos recibido dos goles en dos errores de dos chavales jóvenes y esas cosas nos las tenemos que comer. Así se va aprendiendo», valoró el papel de Morán y Iago, que asumió podía ser un «riesgo», pero que los ve capacitados para jugar «aquí y en este partido». J.V.