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Maite Soroa | msoroa@gara.net

A mí la Guardia Civil

Una está un poco aburrida del monotema del facherío mediático, y no me refiero a los ecos de la Diada, sino a la España una y grande, el caso es que siempre aparecen alguna perla.

«Libertaddigital» destacaba un coloquio sobre el socialismo en el que participó, entre otros, el exministro de Interior español José Luis Corcuera. Y contaba que este intervino «cuando los oradores hablaban del derecho a decidir para preguntarse: `¿Qué es eso del derecho a decidir? ¿Dedicir qué? ¿Qué es eso del Estado federal?'». Coincidía así con «Libertaddigital» y otros que piden «contundencia» ante «el desafío», y dejaba claro «que no es posible una consulta negociada, porque la Constitución no lo permite». No sorprende, tratándose del exministro conocido por «el de la patada en la puerta».

Hablando de contundencia, Alfonso Ussía, en «La Razón», se mostraba «decepcionado» por la respuesta de Rajoy a Mas y le escribía al president, con un par, la carta que le habría gustado «leer con la firma de Rajoy». Comenzaba así: «Mi respuesta es sencilla de entender. No». Y lo explicaba: «Como español me considero con los mismos derechos de participación en Cataluña que usted. Usted tiene los mismos que yo en Madrid, y los dos, usted y yo, los compartimos en el País Vasco y en las Islas Canarias». Ya, y en el Sahara, y en Cuba, Filipinas, Flandes... Y no por designio divino, sino porque «nuestra Constitución vigente, la de 1978, que usted ayudó a aprobar, nos convierte a todos los españoles en sujetos constituyentes». Pero enseguida se dejaba de contemplaciones: «Átese los machos, deje de provocar la violencia, calme sus obsesiones y recuerde que quien gobierna en España, aunque no se atreva, tiene la autoridad suficiente para facilitar su detención por la Policía Judicial o la Guardia Civil». En fin, le sobraba casi toda la carta. Tenía que haber empezado por ahí. Con violencia, nada, ¿verdad?

«Abc» dejaba bien claro en su editorial que «sin España no hay Europa». ¡Cómo! Sin España no hay vida en la Tierra. Lo explicaba así: «Separarse de España supondría un grave empobrecimiento para Cataluña y los catalanes y expulsaría a ese territorio de los focos de decisión comunitaria en materia política y económica. Una economía aislada no podría mantener los niveles actuales de bienestar si prospera la quimera independentista». Se refiere a los niveles de bienestar que los gobiernos españoles se vienen cargando en los últimos años, claro.

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