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guerra en siria

Donde TurquÍa apoya a Al Qaeda

La localidad fronteriza de Ceylanpinar se ha convertido en blanco de balas y obuses «perdidos» llegados desde Siria. Y también en cuartel general de militantes de Al Qaeda.

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Karlos ZURUTUZA | SEREKANIYE

Desde el restaurante de Nevroz Algiç, uno puede degustar la especiada comida local mientras disfruta de las mejores vistas sobre la línea del frente, literalmente al otro lado de la calle. La cercanía es tal que el martilleo de las balas es aún perceptible entre el arabesque, esas populares tonadas turcas impregnadas de melancolía árabe.

Situada a 1.000 kilómetros al sureste de Ankara, la localidad kurda de Ceylanpinar era conocida por un gigantesco complejo agrícola pero hoy pasa por ser el pueblo en suelo turco más castigado por la guerra en Siria. Desde octubre de 2012, cuatro vecinos han perdido la vida y docenas han resultado heridos por balas, obuses y morteros «perdidos». Los numerosos agujeros de balas y obuses en la fachada de este mismo edificio dan fe de ello.

«Los profesores comían y se alojaban aquí hasta hace poco pero ninguno quiere venir aquí ahora», lamenta Algiç. «Nadie sabe cuándo empezarán los disparos y las bombas ni cuándo acabarán», relata esta kurda local. Su clientela se ha reducido en un 80% a causa del conflicto pero las pérdidas materiales no han sido lo peor:

«Mi marido fue herido por la metralla, mi hijo menor está traumatizado por las explosiones y el mayor ha dejado la universidad», continúa, sentada junto a una ventana rota aún sin reparar. A su espalda, un tren de mercancías atraviesa lentamente la «tierra de nadie» entre Kurdistán Norte y Oeste -bajo control turco y sirio, respectivamente-. Precisamente fue la línea del Orient Express, construida en 1911, la que serviría para delimitar a su vez las fronteras de Siria y Turquía diez años más tarde. La vía férrea unía Berlín con Bagdad, pero dividía familias kurdas y árabes a ambos lados de la frontera. La localidad kurda de Serekaniye pasó a llamarse Ceylanpinar en el lado turco y Ras al-Ayn en el sirio.

Camino del paraíso

Como la mayoría aquí, Mehmet mantiene sus lazos familiares al otro lado de la vía. Este funcionario que prefiere no dar su nombre completo asegura que la situación comenzó a deteriorarse el pasado 8 de octubre.

«Aquella noche vi gente armada bajar de un autobús. Llamé a la Policía y me dijeron que no me preocupara, que todo estaba bajo control», recuerda este hombre que ronda los cincuenta años. Dice que otros vecinos también llamaron a la comisaría tras ver combatientes armados cruzar la frontera hacia Siria. La respuesta fue aparentemente la misma para todos: «Todo está bajo control».

«A menudo vemos pasar autobuses con todas las cortinas echadas. No tengo ninguna duda de que se trata de islamistas camino del paraíso», asegura Mehmet. «Aquí los combates no son entre los rebeldes sirios y Assad sino entre los kurdos de Siria y Jabat al-Nusra -grupo afín a Al Qaeda-», añade.

Desde el comienzo del levantamiento en marzo de 2011, los kurdos de Siria -la principal minoría del país- han apostado por una posición neutral que les ha llevado a combatir tanto contra Al-Assad como contra la oposición.

A pesar de los constantes bombardeos y enfrentamientos armados, en julio de 2012 se hicieron con el control de las zonas en las que son compactos, en el norte del país. La localidad de Serekaniye vivió importantes combates entre el YPG -siglas kurdas para Grupos de Resistencia Popular, el movimiento armado de los kurdos de Siria- y el Ejército Libre Sirio, el principal grupo armado de la oposición. Ambas partes firmaron un alto el fuego el pasado 12 de julio pero Jabat al-Nusra se desmarcó del mismo.

«La prensa turca calla, pero aquí todos sabemos que Turquía está dando cobertura a Jabat al-Nusra para evitar que los kurdos de Siria consigan una región autónoma. Los terroristas se alojan en una de las granjas, a unos cuatro kilómetros de aquí; entran y salen de Siria sin problemas y sus heridos son atendidos en hospitales turcos», denuncia Mehmet.

Ibrahim Polat, periodista local para la agencia de noticias Dicle, corrobora y matiza el testimonio: «Durante los últimos meses, cientos de combatientes han sido evacuados por ambulancias turcas a hospita- les como el de Ceylanpinar mientras que los que presentaban heridas más graves eran llevados al de Balikdigol, en Sanliurfa, la capital provincial», explica Polat. «Mientras tanto, se niega la atención médica a los combatientes kurdos».

Fuentes anónimas del ambos centros aseguraban a GARA que hoy no hay combatientes heridos en Ceylanpinar pero sí en Sanliurfa.

Desde su despacho, Musa Çeri, miembro del AKP -el partido en el poder en Turquía- y gobernador del distrito, admite los rumores, pero los niega tajantemente.

«Es rotundamente falso que estemos dando ninguna cobertura a grupos terroristas de ninguna clase, mi Gobierno no sería capaz de tal cosa», explica Çeri, subrayando que el Ejecutivo de Ankara está haciendo «todo lo posible para atender el gran número de refugiados sirios en suelo turco» -más de 200.000, según datos de Naciones Unidas-. «Nuestra religión, el islam, nos obliga a acoger y atender a todo necesitado», apunta el gobernador.

Sin embargo, Çeri no oculta su preocupación por la que considera es «la amenaza terrorista más apremiante».

«Los combatientes kurdos de Siria no son más que una filial del PKK -Partido de los Trabajadores de Kurdistán-. Si finalmente consiguen llegar a un acuerdo y controlar su zona, el terrorismo acabará por extenderse a nuestro suelo», añade el representante del Gobierno turco, a la vez que reconoce que uno de los principales temores de Ankara es que los kurdos de Siria construyan una región autónoma similar a la del norte de Irak.

Desde el edificio anexo, Ismail Arslan, alcalde de Ceylanpinar por el BDP -la coalición dominante entre los kurdos de Turquía-, lamenta el elevado precio que su localidad está pagando dada la actual coyuntura bélica. «La gente se marcha, se cierran tiendas y negocios, se desploma el precio de las casas...», explica este antiguo abogado. Pero añade que los efectos de la guerra van «mucho más allá» de la destrucción y el abandono: «En Ceylanpinar somos un 60% de kurdos, 30% de árabes y un 10% de asirios, turcos y miembros de otras nacionalidades, pero el conflicto está sembrando la desconfianza entre nosotros destruyendo una convivencia armónica de siglos».

Arslan prefiere no pronunciarse sobre el supuesto centro de combatientes a escasos kilómetros de aquí. Sin embargo, no vacila a la hora de señalar culpables:

«Turquía dice ser un país democrático, pero está envuelta en una guerra muy sucia», asegura el alcalde de Ceylanpinar. «Creo, sinceramente, que nuestros problemas acabarán cuando Ankara deje de apoyar a grupos afines a Al Qaeda».

helicóptero derribado

El Ejército sirio aseguró que el helicóptero derribado por cazas F-16 turcos no estaba en misión de combate, sino de reconocimiento aunque admitió que entró «por error» en cielo turco. Acusó a Turquía de buscar una escalada de tensión en la frontera. Damasco acusa a Ankara de dar retaguardia a los rebeldes.

avalancha en SICILIA

Alrededor de un millar de refugiados, la mayoría sirios, fueron rescatados en la madrugada de ayer en el canal de Sicilia. Cuatro embarcaciones con cientos de personas a bordo fueron interceptados a lo largo y ancho de la costa. Una quinta embarcación con 270 inmigrantes lanzó un SOS y se dirigía al puerto de Empedocles.

atentado en la frontera

Un atentado con coche bomba tuvo lugar en el lado sirio del paso fronterizo con Turquía de Bab al-Hawa, informó el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que aseguró que no tenía información sobre víctimas. Un atentado similar dejó un saldo de 13 muertos el pasado 11 de febrero.

Moscú y Damasco insisten en apuntar a los rebeldes tras el informe de la ONU

Tras un encuentro en Moscú con su homólogo francés, Laurent Fabius, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, aseguró que su Gobierno dispondría de suficientes datos sobre el ataque químico en Ghuta, suburbio de Damasco, como para suponer que fue una «provocación» de los rebeldes.

«Queremos que los sucesos del 21 de agosto sean investigados de manera imparcial, objetiva y profesional», señaló, poniendo implícitamente en duda los resultados del informe de los expertos de la ONU. Las potencias occidentales «han declarado de manera inapelable que solo el régimen (sirio) pudo haber empleado armas químicas (....) Pero hay que establecer la verdad y eso sera un test para la futura labor del Consejo de Seguridad de la ONU».

En la misma línea, un alto responsable de los servicios de seguridad del Gobierno de Damasco aseguró que los rebeldes sirios dispondrían de cohetes tierra-tierra y de gas sarín, lo que abriría el abanico de posibles responsables del ataque químico analizado por la ONU. Esta fuente insistió en la tesis de que Damasco no pudo perpetrar el ataque porque lideraba la ofensiva sobre el terreno. «En general son los vencidos los que adoptan una actitud suicida como esa. El Ejército, por contra, estaba ganando», aseguró.

Sobre el hecho, constatado en el informe, de que los cohetes tierra-tierra utilizados en el ataque tuvieran inscripciones en cirílico (una de ellas correspondiente al misil soviético M-14), expertos rusos insistieron en que este tipo de armas se han generalizado en los mercados de todo el mundo y abundó en que los rebeldes podrían haberlas utilizado para fijar la atención en Damasco y provocar una intervención occidental.

China adoptó ayer, por contra, una posición mucho más matizada y afirmó que estudiará «seriamente» el informe de los inspectores de la ONU, El embajador chino ante la ONU, Liu Jieyi, condenó «firmemente» el uso de armas químicas «en cualquier circunstancia» y elogió el trabajo de la ONU sobre su uso en Siria.

Finalmente, Fabius insistió en la autoría de Damasco y en la necesidad de forzar una resolución «fuerte y vinculante». Lavrov replicó que nunca aceptará un texto que conlleve sanciones o el uso de la fuerza. Ambas partes certificaron las «diferencias de concepción» sobre la crisis. GARA

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