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Internacional

Colores frente al fascismo

Los jugadores de la Premier portarán cordones con la bandera gay, mientras en Italia los ultras campan.

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Joseba VIVANCO

Antonio Toto Di Natale, menudo, por el que corre la sangre caliente del sur italiano, de Nápoles, como el buen vino sigue haciendo historia en el modesto Udinese, aquel al que arribó con 26 años y, ahora, a punto de llegar a los 36, acaba de firmar su partido 300 en la Serie A con lo que mejor sabe hacer, un gol. «Pienso solo en estar bien. En los goles pueden pensar los jóvenes», dijo después. Y eso que quiere llegar a los 200 tantos con los de Friuli; lleva 159. Un Capocanioneri como pocos, con el gol y amor por unos colores. Renovó este año por uno más, a pesar de los cantos de sirena de toda una Juventus. Y mientras en Udine disfrutan con su leal artillero, qué decir de la Roma y la cada vez más alargada leyenda de Francesco Totti, que acaba de prorrogar, con una sensible rebaja de sueldo, su ligazón con los de la loba hasta 2016, cuando cumplirá los 39 años. Il Capitano llegó al club romano hace 21 años y sigue al pie del cañón, marcando goles como este fin de semana.

La Roma derrotó 3-1 al Parma y ya es colíder junto al Napoli de Rafa Benítez, que también hizo los deberes ante el Atalanta, y hace soñar a su hinchada con aquellos días de vino y rosas de Diego Maradona en la ciudad del Vesubio. Cedió terreno la Fiorentina y perdió por lesión para tres meses a Mario Gómez, en tanto empatan con los `viola' Inter y Juventus, que no pasaron del ajustado empate a uno en el esperado «derbi de Italia», con cierre de la Curva Nord Milano para el próximo partido por insultos racistas a los juventinos Pogba y Asamoah.

Igual resultado firmó un triste Milan en el que debutó y se lesionó Kaká, mientras que en el clásico genovés, el Derby della Lanterna, contundente victoria visitante del Genoa, 0-3, ante la Sampdoria, que llevó a su presidente a declarar que «el derby fue una humillación inaceptable». Génova es rossoblú, al menos, hasta la vuelta. Veremos de qué color pinta otra ciudad, esta eterna, que el domingo se paraliza con el Lazio-Roma, el choque del Campidoglio entre los romanos «del corazón profundo de la capital» y los «de los nuevos barrios de la periferia».

Aficiones enfrentadas

Será otro `chute' de testosterona para otra Curva Nord, la de los de Irriducibili laziales, que llegan a congregar en ese córner del Olímpico a unos 6.000 seguidores, orgullosos de que en toda su dilatada historia jamás nadie les ha retirado una bandera, por mucho que incluyan mensajes como ``Squadra di negri, curva d'ebrei» (Equipo de negros, hinchada de judíos) o «Auschwitz la vostra patria, i forni la vostra casa» (Auschwitz es vuestro país, los crematorios son vuestra casa). El propio club llegó a retirar el número 12 de las camisetas en el aniversario de los Irriducibuli, en 2002. Ocho años después, los nuevos gestores del club revirtieron ese insulto y en un gesto osado ficharon a Eyal Golasa, israelí, y a un alemán antifascista, Thomas Hitzlsperger. Conocen muy bien a estos fascistas del fútbol el holandés Aaron Winter, el primer negro y encima judío en militar en la Lazio, Miroslav Klose, de origen polaco, o Sebastián Verón, admirador del Ché, que no obstante acallaron ese rechazo gracias a su fútbol.

Para gesto plausible el de la Premier inglesa y liga escocesa cuyos jugadores portarán este fin de semana cordones en sus botas con los colores de la bandera gay, en el marco de una campaña contra la homofobia.

Solidaridad que no se tuvo tiempo atrás con Justin Fashanu, inglés de origen nigeriano, traspasado al mítico Nottingham Forest de Brian Clough por un millón de libras, récord de la época, en los años setenta, y que acabó suicidándose tras acabar su carrera en equipos desconocidos y sufrir los gritos de `maricón' en los campos o los de su propio técnico, el vehemente Clough. «Si quieres una barra de pan, ¿dónde vas? Al panadero, supongo. Si quieres una pierna de cordero, al carnicero. Entonces, ¿por qué sigues yendo a esos malditos clubs de maricones?», llegó a reconocer el técnico que le dijo a Fashanu en una conversación. Su vida acabó en un garaje de Londres donde se le encontró ahorcado tras ser acusado en Estados Unidos de abusos sexuales. Tenía 37 años.

Una Premier en la que el Liverpool empató 2-2 -otro más de Daniel Sturridge- en su visita al Swansea y con 10 puntos lidera la tabla de clasificación, con uno más que el Arsenal y el Tottenham. Los Gunners, sin Arteta y Cazorla hasta octubre, pero con un magistral Özil, ganaron 3-1, con dos del galés Aaron Ramsey, ese que cada vez que marcaba fallecía un famoso, y expulsión del fascista Paolo Di Canio, técnico del Sunderland.

Por su parte, los Spurs se deshicieron del Norwich -asombró en su debut la exestrella del Ajax, el danés Eriksen-, siguen firmes los de Villas-Boas, pero la nota curiosa la pusieron los cánticos de `Yid army' de los aficionados locales, acompañados esta vez de un sonoro `We'll sing what we want' (cantaremos lo que queramos). Yid es un término peyorativo para referirse a los judíos que los aficionados han adoptado en respuesta a los insultos que han recibido de otras gradas inglesas por la condición de judíos de muchos de sus seguidores. Así, con Yid army el público de White Hart Lane se defiende a partir de una palabra que se usaba contra ellos en vergonzosos cánticos antisemitas. A la Federación inglesa no le gusta y el club ha decidido encuestar a sus socios sobre permitir el cántico o no.

Con siete puntos quedan los dos equipos de Manchester, el City que empató a cero en campo del Stoke, y el United, donde debutó por fin el belga Fellaini, que ganó con goles de Van Persie y Rooney. Y este domingo, el derbi de la ciudad. El peor parado de la jornada, el Chelsea de Mourinho, que aun con el debut durante 90 minutos de Samuel Eto´o, cayó en el campo del Everton por un solitario gol, con los Toffees de Roberto Martínez apuntando maneras este curso.

Un Dortmund arrollador

Han bajado los precios de las entradas en la Premier, quizá debido a que la temporada pasada bajó la cifra de espectadores, pero lo que también han caído son los goles, 1,95 de media en lo que llevamos de curso, por los 3,3 que lleva la Bundesliga. Sigue mandando un imbatido y victorioso Dortmund, que goleó 6-2 al Hamburgo para mantener su espectacular inicio. El Bayern tiene dos puntos menos, pero volvió a la senda del triunfo al derrotar por 2-0 al Hannover 96, mientras tercero marcha el Bayer Leverkusen. «Los jugadores se esconden detrás de Guardiola. Es el momento de decirlo públicamente. Estamos jugando como si estuviéramos en una huelga de celo, es el momento de decirlo públicamente. El técnico ya se lo ha repetido al equipo y yo mismo lo he discutido con alguno de los futbolistas», defendió Matthias Sammer, director deportivo del Bayern, a Pep ante quienes critican el juego justito del equipo.

En las últimas 70 jornadas de la Bundesliga solo ha habido un líder distinto a Bayern y Dortmund, el Hertha de Berlín, en la segunda de este curso. Dicho esto, el resto pelea por seguir su estela de lejos, aunque quien se despista, la paga, como Hamburgo, Werder Bremen, Stuttgart o Schalke, que caminan peligrosamente de mitad de la tabla hacia atrás.

Quien no pierde comba, aunque la imagen no sea solvente, es el Mónaco de Falcao, que marcó de penalti, ganó y sigue líder de la Ligue 1. El Paris Saint-Germain empieza a carburar, derrotó 0-2 al Girondins de Bordeaux y sigue su estela. Ambos, en el Parque de los Príncipes, se verán las caras este domingo. Entre los dos se ha colado el St-Étienne, mientras el Marsella es cuarto; el Lyon, en caída libre.

Tenemos un City-United, un PSG-Mónaco, pero también viviremos el otro De Klassieker, un PSV-Ajax, rivalidad entre los Boeren (granjeros) de la región de Brabante y los artistas de la mundana Ámsterdam. Segundos y cuartos, dos puntos les separan, tras ganar los Ajacied al líder Zwolle este fin de semana.

No será el único clásico europeo. Estambul vivirá un Besiktas-Galatasaray, donde los Kara Kartallar (Águilas Negras), como se les denominó por su estilo de juego, tratará de mantenerse líder y de paso aumentar a nueve los puntos de ventaja sobre los Cim Bom, sobrenombre con el que se conoce al club del barrio de Galata entre los aficionados.

¿Alguien da más? Pues sí. Al otro lado del océano, en Argentina, la Ciudad de las Diagonales se divide en el derbi de La Plata, entre Estudiantes y Gimnasia, empatados a puntos. Los Pincharratas volverán a exhibir sus pergaminos y se autoproclamarán ser «el orgullo de la ciudad»; los Triperos responderán que, a pesar de la falta de títulos, «siempre estuvimos en las malas», y que «las buenas ya van a venir». Un derbi entre dos clubes no futboleros y con el mismo origen, roto tras decidir jugar «el deporte de los ingleses locos» y unos optar por seguir con los deportes bajo techo y los otros hacerlo por el fútbol. Era 1905. ¿Habría nacido ya por aquel entonces Di Natale? ¿y Francesco Totti?

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