Cambio radical en la política económica, fortalecimiento de los servicios públicos, impulso al euskara, democratización de instituciones y participación en un proceso de pacificación y normalización son algunos de los puntos del decálogo presentado ayer por EH Bildu a modo de «propuesta para el cambio» en Nafarroa. No se trata de una batería cerrada, sino que lo trasladan a la sociedad y a los agentes para su debate, todo ello tras un proceso de «lluvia de ideas» en el que contrastaron ya cientos de opiniones.

El texto fue presentado ayer por Adolfo Araiz, Miren Aranoa y Asun Fernández de Garaialde, procedentes de distintas fuerzas reunidas en EH Bildu, junto a otras caras conocidas de este espacio político. Incidieron en que su decálogo se abre ahora a la participación, la aportación, el debate y el consenso.

El primer punto aboga por un «cambio radical en la política económica en base a tres pilares: reforma fiscal consensuada, políticas garantes del empleo digno y creación de una entidad financiera pública». En paralelo se plantea un compromiso firme con la total transparencia en la gestión pública (con investigación sobre la CAN) y el fortalecimiento de la sanidad pública, universal y gratuita, al igual que el reconocimiento del carácter estratégico de la educación. Ligado a esto último, se sitúa también como clave el respeto e impulso al euskara como lengua de todos los navarros.

El decálogo incluye además el impulso a la autonomía municipal, la paralización de las grandes infraestructuras, el avance hacia la igualdad entre hombres y mujeres, la defensa firme de las competencias de Nafarroa y de la democratización de todas sus instituciones y estamentos.

«El camino que queda»

El último punto del decálogo considera que Nafarroa «debe ser parte activa en el proceso de pacificación y normalización política, aportando su visión sobre el camino recorrido y, sobre todo, por el camino que nos queda por recorrer».

En el punto que habla de defender las competencias de Nafarroa se incluye la necesidad de «analizar y replantear sus relaciones con la CAV, Ipar Euskal Herria y el Estado».

Araiz, Aranoa y Fernández de Garaialde hicieron hincapié en que las fuerzas de izquierda, progresistas y abertzales tienen que asumir su responsabilidad ante la constatación de que el modelo de UPN ha fracasado.