«El marino vasco, Shanti Andía» de Zubiaurre, obra invitada en el Museo Bellas Artes de Bilbo
El óleo de Ramón de Zubiaurre, emblématico de la pintura vasca de comienzos del siglo XX, tiene su origen en la reedición de un libro de Pío Baroja. El museo expondrá la pieza hasta el próximo 5 de enero.
Jonebati ZABALA | BILBO
El Museo Bellas Artes de Bilbo presentó ayer «El marino vasco Shanti Andía, el Temerario», un lienzo de Ramón de Zubiaurre (Garai, Bizkaia, 1882 - Madrid, 1969), dentro del programa «La Obra Invitada». La pieza, emblemática de la pintura vasca de comienzos del pasado siglo, pertenece a los fondos del Museo Reina Sofía de Madrid. Estará expuesta en el museo hasta el 5 de enero de 2014.
La obra fue pintada por Zubiaurre en torno al año 1924. El origen de la misma se sitúa en la ilustración del conocido libro de Pío Baroja «Las inquietudes de Shanti Andía», cuya primera edición vio la luz años antes, en 1911. En el encargo para la reedición del libro en 1920 participó también el pintor y grabador Ricardo Baroja, hermano de Pío. La escena podría referirse a alguno de los pasajes concretos de la novela, como el capítulo titulado «La tempestad», donde el protagonista, haciendo honor a la adjetivación de temerario que le dio el pintor, se hace a la mar en pleno temporal.
La «obra maestra» del pintor, según Javier Viar, director de la pinacoteca, «no solo magnifica a Shanti Andía, también representa a una figura vernácula, convirtiéndola en clásica». «Es la apoteosis, ese mundo basado en el reconocimiento de lo autóctono», señaló.
El cuadro se expone ahora en la sala 31 del edificio antiguo del museo, donde se muestran también otras obra del mismo autor, aunque con un tono y unos recursos estéticos diferentes. Desde el lenguaje postimpresionista, hasta el simbolismo refinado de un retrato familiar y el costumbrismo visto con la característica ironía del autor.
También hay varias obras de Valentín de Zubiaurre, hermano de Ramón. Aunque muchas veces se habla de ellos a la vez, sus trabajos tenían unas «profundas diferencias», según Viar. Los del segundo gozan de una riqueza compositiva «más imaginativa».