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«Nos gusta ser como los viejos bluseros, de ciudad en ciudad con la guitarra»

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Capsula

Banda de rock´n´roll

Martín Guevara (guitarra y voz), Coni Duchess (bajo y voz) y Ritxar Camino (batería) forman esta banda de rock´n´roll, impenitente amiga de la ruta, nacida en Buenos Aires y llegada a la mayoría de edad en Bilbo. Este mes han publicado nuevo disco, el noveno, «Solar Secrets», de la mano de Gaztelupeko Hotsak. El trabajo, además, ha contado con la producción del estadounidense Tony Visconti.

Alvaro HILARIO | BILBO

No es Capsula una banda al uso. Aunque han editado su último disco, «Solar Secrets» (Gaztelupeko Hotsak), hace pocos días, es difícil encontrar un momento para, entre rondas de mate, conversar con ellos sobre este su último trabajo: les apasiona la carretera y no hay promoción capaz de detener su frenético ritmo. Acompañados de su nuevo fichaje, el batería Ritxar Camino (sustituto de Natxo V. Solimo), Coni y Martín hablan con GARA de su disco y su trabajo.

En una ocasión, me dijeron que su estilo va evolucionando a base de carretera y concierto. Aún así, desde «Rising Mountains», transitan por el r´n´r.

Martín: La evolución sigue. En este disco, además, se ve la mano del productor, de Tony Visconti. Le pasamos 27 demos nuestras, de palos distintos y eligió 14 que eran lo más diferente a lo que estaba siendo nuestro sonido: ha sido salir del garage, de las sicodelias y meternos por lugares que no habíamos transitado aún. Entonces, creo que aquí vuelve a romperse el ciclo sonoro, algo que se debe al trabajo de Tony; si hubiese sido por nosotros quizás nos hubiésemos quedado con las canciones que reflejan más lo que la gente espera de la banda: ante un nuevo disco siempre tenemos la inquietud de que no sea demasiado sorpresivo para la gente que sigue a la banda, pero, claro, sin que sea repetitivo. Tony aceptó el desafío de romper el molde y, así, nos metimos con un montón de otros sonidos, de combinar y mezclar cosas, desde los grupos de chicas de Motown y Syd Barrett, a la sicodelia de la Costa Oeste en los 60, creo que estamos en una nueva etapa sonora.

¿En qué ha consistido el trabajo de Tony Visconti?

M: Grabamos en Lexington (Kentucky), a 12 horas de Nueva York: Tony quería un estudio donde pudiéramos estar aislados del mundo, sin distracciones. Fueron dos semanas en las que estuvimos él, los técnicos y la banda, concentrados en el disco. Dos semanas antes vino a vernos a un bolo que tuvimos en Brooklyn: pudo captar la esencia de la banda en directo que es, según dicen, uno de nuestros puntos fuertes. Allá mismo tuvimos un estudio donde tocábamos como si estuviéramos en el local y él se ponía frente a nosotros, como si fuera el público. Nos iba dando sugerencias y también nos hizo tocar las canciónes, por ejemplo, en diferentes tonalidades, buscando la que se acomodara mejor a los registros de voz...

Coni: Y cambiar las notas, ir pensando qué instrumentos incluir, qué tipo de guitarra se necesitaba para que cada cosa sonara mejor, cambios de estructura, de velocidad...

M: su idea era también que se mantuviese la frescura, la esencia, el esqueleto de las canciones; para eso tocamos mucho los temas en acústico, para ver dónde estaba el esqueleto, los acordes básicos y la melodía. A partir de ahí de ahí venía todo el armado de la canción.

Cuando Coni iba armando las capas de voces, de coros, le decía «¿Y si agregamos esta nota?» -y se la cantaba- «Puede quedarnos a lo Ray Charles»... o sugería usar otra nota y, de ese modo, pasar a otra armonía. Flipábamos, porque cuando quedaba grabado era así. Eran sugerencias, nada imperativo; maneja la sicología del músico y sabe cómo estimularte, hacer que llegues a nuevos lugares.

¿Alguna anécdota?

C: Eso sí, al principio nos preguntó si nos importaba que llevase espadas al estudio de grabación, porque todas las mañanas practica una especie de taichi con unas espadas de 2 metros.. Algo que hace desde hace 20 años. Y bueno, practica con Lou Reed, tienen el mismo maestro chino, viven cerca unos de otros, en Manhattan. Y pensamos «mientras no nos encierre en el estudio, como Phil Spector a los Ramones hasta grabar la toma perfecta, sin problema, todo bien».

Les veo setenteros. El video, «Blind», es muy a lo Fleshtones.

M: No tenemos complejos, nos hacemos cargo de nuestras referencias, de lo que escuchábamos de jóvenes... Nos hacemos cargo, está ahí, pero a la hora de componer siempre intentamos darle una vuelta a todo eso, con el sonido, pedales distintos, para que quede más autóctono, más lo que somos nosotros realmente y eso que somos convertirlo en algo que podríamos ser.

Ya grabaron una versión de Sumo, ¿les atrae hacer algo de Divididos o, como ellos, incorporar folklore a su música?

M: En el mismo disco que versioneamos a Sumo, en «Rising Mountains», hay una canción, «Fighting with tiggers» donde la base principal es como la de un gato, de folklore tradicional argentino, y las sonoridades que se utilizan (un bombo de piel tocado con mazas, las guitarras acústicas...). Nos mola, pero tampoco queremos asumir lo autóctono como género, sino que eso está dentro nuestro y aunque no queramos fluye, se nos escapa, como lo bilbaino. Cuando cantamos en inglés nuestra pronunciación no es académica, nos sale ese inglés surrealista, el que aprendimos escuchando discos...

C: El inglés aprendido comunicándonos con la gente en el lenguaje del r´n´r. Y sí, siguiendo con el tema, en las producciones siempre intentamos, porque nos gusta, incluir ritmos o sonidos del folk argentino; es difícil encontrar los instrumentos originales, pero los traemos de Argentina.

M: También en el disco «Capsula» probamos con una alboka. La cosa es deformarlos, que ningun instrumento suene como debiera sonar, darles una vuelta; si es una alboka, metemos algun eco, que suene como si fuera otro planeta.

¿Cómo es el proceso de componer temas?

M: No tenemos el clásico método de las mayoría de los grupos, tomarse un tiempo para componer y grabar y después salir de gira con ese disco, descansar o componer más y así año tras año. Estamos de gira todo el tiempo, no hay segmentos entre grabación y gira; es todo lo mismo. Cuando estamos girando el disco salen canciones nuevas y las vamos grabando en la carretera con un grabadorcito o en la casa de alguien, en el hotel, en el local de ensayo a la vuelta... Vamos tomando apuntes, haciendo bocetos y los vamos juntando. Así se apilan canciones nuevas. Cuando nos ponemos a grabar solo tenemos que trabajar en el sonido, la forma, porque las canciones ya están trabajadas de antes. Además son temas que tienen que ver con las cosas que nos suceden en la ruta, con la gente que conocemos, las experiencias que vivimo y eso se transforma luego en música y canciones.

C: O en amores no revisados. En el r´n´r las letras siempre hablan de amores no concretados; son relaciones intensas pero muy cortas, tanto las relaciones con la gente como con las ciudades. Imágenes de polaroid, instantáneas... Es mucha la energía durante la hora y media que dura un concierto.

Ustedes son apasionados del actuar, de la ruta.

C: Tocar es lo principal y viajar viene de la mano. Cada vez nos gusta más ser músicos, de esos que van recorriendo y tocando, dando espectáculos, igual que los viejos bluseros que iban con su guitarra de ciudad en ciudad, colgados del vagón de tren o en su auto; tenemos más esa idea que la de la estrella de r´n´r. No nos interesa, es algo desfasado y sin sentido, ya no hay lugar.

M: Cuando no tienes un aparato de prensa grande, hay que estar ahí, en el directo, que te vean, moverte, que estén los carteles, que los 50 que te vienen a ver se lo cuenten a sus amigos y la siguiente vez que visitemos esa ciudad haya 100 u 80.

El periodismo musical coincide en tres puntos a la hora de definirles: trabajadores, directo brutal y una imagen muy cuidada.

C: Visto desde fuera es así... En los directos ponemos mucha energía, los vivimos mucho y vemos la reacción de la gente. La cuestion de la imagen es también parte de la creación: estar llegando a lugares nuevos, no concretos, si no a un sitio desconocido e intentar llegar a él con la mezcla de música, imágenes y desde ahí se da la búsqueda.

Os Mutantes son un grupo señalado para ustedes. Han girado juntos y, en breve, volverán a hacerlo.

M: Son unos de los grupos que más se escuchaban en nuestras casas cuando éramos chicos, cuando nuestros padres, sobre todo, ponían música sicodélica, el primer rock progresivo de fines de los 60 y primeros 70, algo que en Argentina estaba prohibido: tener un grupo o llevar el pelo largo eran razones para ir preso. Eran grupos clandestinos en cierto punto y aunque nuestras familias los escuchaban mucho, tenían ese gustito de algo extraño y que tampoco ibas a escuchar en la radio. Os Mutantes son de esos, música lisérgica, rara para la época; se salían del molde de lo que se pretendía que la gente escuchase en Latinoamérica y yo creo que todo esto nos afectó bastante, son de nuestros grupos de cabecera. Sérgio Dias, el guitarrista, es para mí un héroe. En los 60, cuando no existían pedales, se fabricaba los suyos propios, se hacía las guitarras con los efectos dentro, incorporados y, a día de hoy, las sigue usando; cosas muy marcianas y eso mezclado con ritmos de Bahía, del Nordeste, hablando de macumbas, de fiestas paganas... Estuvimos un mes de gira con ellos: conocerlos personalmente, convivir con ellos, fue una experiencia increíble... El aprecio mutuo: ven que hay generaciones nuevas que toman el relevo de lo que ellos hacían, de lo que hacen... Fue hermoso.

 
TONY VISCONTI

«Quería mantener la frescura, el esqueleto de las canciones; para eso tocamos mucho los temas en acústico, para ver dónde estaba el esqueleto, los acordes básicos y la melodía»

OS MUTANTES

«Se salían del molde de lo que se pretendía que la gente escuchase en Latinoamérica y esto nos afectó bastante, son de nuestros grupos de cabecera»

IMAGEN

«Es también parte de la creación: estar llegando a lugares nuevos, no concretos, si no a un sitio desconocido e intentar llegar a él con la mezcla de música, imágenes»

FOLKLORE

«Nos mola, pero tampoco queremos asumir lo autóctono como género, sino que eso está dentro nuestro y aunque no queramos fluye, se nos escapa, como lo bilbaino»

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