«El tribunal no tiene legitimidad para juzgarnos. Estamos ante un proceso farsa». Mikel Button, miembro de Ernai, expresó así su rechazo a la citación cursada por la Audiencia Nacional española, que le acusa de un supuesto delito de «enaltecimiento del terrorismo» en relación a un acto de recuerdo al preso vasco fallecido Xabier López Peña. Junto a él se encontraba Periko Solabarria, histórico militante abertzale y también llamado a declarar por el juez Eloy Velasco. Apenas diez minutos después, ambos habían negado los cargos y se disponían a regresar a Euskal Herria. Sin embargo, su imagen, la de dos generaciones de militantes abertzales obligadas a presentarse ante el tribunal de excepción, simbolizaba la persistencia de la criminalización por parte de los jueces españoles.

«Periko Solabarria demuestra que la juventud no es cuestión de edad, sino de espíritu», reivindicó Button junto al veterano militante, de 83 años. Junto a ellos, jóvenes desplazados desde Euskal Herria, así como Jon Iñarritu y Sabino Cuadra, diputados de Amaiur, y representantes de Yesca, organización de la izquierda castellana, que también acudieron a la sede del tribunal especial para expresar su solidaridad. «Que Periko Solabarria esté entre los jóvenes demuestra que es un referente de dignidad y de firmeza», corroboró Cuadra, quien tildó el proceso judicial de «despropósito».

En realidad, la declaración apenas duró diez minutos. Según señalaron los afectados, únicamente declararon ante el secretario judicial, ya que el magistrado encargado de la causa se presentó únicamente para firmar los documentos. Tanto Button como Solabarria respondieron únicamente a las preguntas de su abogada, Jone Goirizelaia, negando los cargos. «La única razón de que hayan tenido que desplazarse hasta Madrid para declarar es la propaganda de que venían unos jóvenes», consideró la letrada, que recordó que otros cinco imputados pudieron prestar testimonio desde Euskal Herria.

«Seguiremos trabajando por un Estado vasco socialista y feminista», señaló Button, denunciando el intento de criminalizar a Ernai y a la juventud independentista vasca. En el mismo sentido, Cuadra reivindicó el compromiso con «la paz y las soluciones democráticas», que choca con estas citaciones.